La ‘fábrica’ de los Anexos funciona

No han sido años, sino décadas, las que ha vivido el Real Valladolid de espaldas a su cantera. Zorrilla era territorio pródigo, en el que lo de casa llevaba de modo indefectible el sello de dudoso y lo de fuera era inmediatamente aceptado como palabra de Dios. Cuanto más extraño era el apellido, más vehemencia se ponía en la recepción, aunque la calidad discurriese a menudo por el camino opuesto.

Una actitud que los hechos tornaban a menudo en ridícula. Las plantillas se renovaban año tras año casi en un 90% para seguir funcionando como noria de futbolistas que no tenían tiempo ni ganas de ubicar a Valladolid en el mapa, y que al trazar su currículo olvidaban su breve y a menudo estéril etapa blanquivioleta.

Las cosas han cambiado. Al primer equipo ha llegado gente que cree en lo que hace y sabe a quién sirve. El escudo ha dejado de ser un gráfico para convertirse en objeto de compromiso. La fidelización en el tiempo es la mejor forma de lograrlo, pero existe otra complementaria: la presencia de jugadores llegados de la base.

El Real Valladolid exhibe las mejores cifras en mucho tiempo de gente de la casa con presencia en el conjunto profesional. Son parte de la primera plantilla Calero, Toni y Anuar, forjados en las categorías inferiores del club y por tanto canteranos de pura cepa. También Moi, aunque en puridad no puede ser considerado como tal, sino jugador llegado desde el filial. El utrerano se formó en las canteras de Sevilla y Barcelona, antes de llegar la pasada temporada al Real Valladolid B. La misma consideración merece Waldo, llegado el pasado verano del Córdoba B y asentado en el conjunto profesional pucelano tras la baja de Hervías. Por lo tanto son cinco de 24 (más del 20%) los futbolistas del primer equipo que han defendido la camiseta del filial.

Pero hay más. La lista se amplía, considerando a los futbolistas del segundo equipo que han disputado minutos con los profesionales, ya sea en Liga o en Copa, y que también han entrado en las convocatorias de Sergio.

Como Miguel, que jugó el último minuto en la victoria del Villamarín contra el Betis; Salisu, quien disputó íntegros los dos encuentros ante el Getafe en Copa; Waldo, que ha actuado en los tres últimos partidos de Liga, o El Hacen y Apa, en el banquillo en una ocasión. El mauritano y Kike, que ya entrenan con el primer equipo, pueden ser los siguientes en debutar con el mismo uniforme, pero en la élite.