Diario de Valladolid
Publicado por
Redacción de Valladolid
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Los jugadores del Real Valladolid celebraron el gol de Guardiola en Ipurua como si hubieran ganado un título. Las imágenes fueron reveladoras con titulares y suplentes eufóricos por la remontada. Aquí se alegran todos, los que juegan y los que chupan banquillo con más o menos frecuencia. Es otro de los méritos de Sergio, conseguir que la plantilla permanezca unida cuando los resultados no acompañan.

El Valladolid nunca se rinde. Ni siquiera en esos partidos que le salen francamente mal. El marcador en contra puede ser abultado como ocurrió ante el Madrid, pero los jugadores pelean cada balón con la máxima intensidad. El fútbol le debía varias al Valladolid. Han sido muchísimos los partidos en los que perdió y había merecido empatar e incluso ganar pero unas veces por el acierto del rival y otras por el VAR el marcador reflejó un resultado que no se correspondía con lo visto en el campo.

El fútbol hizo justicia en Ipurua. ¿Qué más da que los goles lleguen antes o después? El Valladolid desaprovechó varias ocasiones para marcar en la primera y en la segunda parte y podría haber llegado a los últimos compases del partido con el marcador a favor de haber estado más finos sus jugadores en el último remate. Fue abismal la diferencia entre el Valladolid y algunos de sus rivales por la salvación en la pasada jornada. El Valladolid no se arrugó en ningún momento y, por el contrario, Celta, Rayo y Huesca se vinieron abajo cuando se vieron superados en el marcador. Aquí cuenta todo, la exigencia del entrenador, el espíritu competitivo de los futbolistas, además de su talento, y la psicología. En Zorrilla las han pasado canutas y nadie se ha venido abajo. Y el Valladolid ha plantado cara al Barça y al Madrid en el Camp Nou y en el Bernabéu, y al Atletico en Zorrilla pese a retirarse al descanso con un 0-2 en contra.

El calendario invita al optimismo y hay un aspecto que tiene muchísima importancia, en algunos casos más que la calidad del adversario. El Valladolid jugará en Zorrilla seis de los diez partidos que faltan. Y si lo acotamos a las cuatro próximas jornadas, tres serán en casa (Real Sociedad, Sevilla y Getafe) y una fuera (Leganés). Esto pinta muy bien pero nadie se va a relajar. El equipo seguirá luchando con el mismo afán sin descuidarse. El optimismo ha vuelto a Zorrilla. Y que nadie piense que es fruto de esa euforia que salió a relucir en Ipurua. A esto se le llama equilibrio y es algo que ha conseguido el entrenador. Conviene tener fresca la memoria reciente. El míster, Sergio, fue el principal artífice del ascenso a Primera cuando en Valladolid no confiaba ni el más optimista.

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