La magia se hace canasta
Los míticos Harlem Globetrotters reúnen y divierten en Pisuerga a 4.000 aficionados
No hay nada más ilusionante que el mundo visto a través de los ojos de un niño. Una realidad muy diferente al que perciben los adultos. De esta manera es como se entiende que la magia del baloncesto menos tradicional invadiera el polideportivo Pisuerga con la visita del ‘Equipo más famoso del mundo’, como así se autodenominaron los Harlem Globetrotters.
Los legendarios y divertidos jugadores lograron reunir en el recinto vallisoletanos a cuatro mil aficionados (el pabellón presentó una magnífica imagen) que disfrutaron de lo lindo con el humor hecho baloncesto. Desde el medio campo, de rodillas, de espaldas a canasta, no hay distancia ni forma que se escape de su imaginación.Los más puristas pueden decir que esto no es baloncesto, pero todo depende según la perspectiva que se mire.
Así, la mirada de un niño comprobó como la estrella femenina ‘Swish’ Young pasó por debajo de las piernas de su compañero ‘Cheese’ Chisholm durante el partido. O como ‘Handles’ Franklin engatusaba con su divertido baile cada vez que Primetime anotó un megatriple de cuatro puntos, sí de cuatro puntos, porque aquí el lanzamiento de tres se distancia hasta más allá de los nueve metros o como la mascota se convertía en un saltimbanqui. Los mates, alley hoops, giros imprevistos formaron parte del extenso repertorio que los magos del balón desplegaron ante un Pisuerga entregado.
El mágico manejo del balón dejó con la boca abierta a los más pequeños, muchos de ellos ataviados con todos los productos publicitarios que arrastra este equipo. Incluso se hicieron colas para comprar artículos de recuerdo. Ayer las tácticas, la defensa en zona y la pizarra se sustituyeron por largas y sonoras carcajadas.
Pero no nos olvidemos de que esto es baloncesto y enfrente siempre hay un rival. En este caso los Washington Generals liderados por Cager, un pívot enorme con máscara que se convirtió en una pesadilla para la defensa de los ‘Trotamundos de Harlem’. Sin embargo, en Valladolid los Harlem no faltaron a su cita con la victoria y se impusieron una vez más pese a los esfuerzos del contricante.
El bocinazo final sirvió para que llegara el momento más esperado. El equipo más simpático del mundo se hiciera fotos con los más pequeños y firmaran múltiples autógrafos. La ilusión de los niños al salir de Pisuerga demostró que había merecido la pena vivir este otro baloncesto.