El ensayo perfecto

... Y Valladolid volvió a disfrutar del baloncesto, de baloncesto de altos quilates. De ese añorado baloncesto en el que el público de Pisuerga no solo juega un papel determinante sino que se marcha a casa satisfecho del espectáculo visionado.Ese baloncesto olvidado por culpa de la ineptitud e incapacidad de dirigentes pasados que obligó al nacimiento de una nueva criatura en una categoría lejos, aún muy lejos, de la codiciada élite. Pero ayer a buen seguro por momentos el subconsciente jugó una mala pasada a más de uno. Valladolid y Granada, otrora ciudades ACB, enfrentándose como antaño en Pisuerga con un baloncesto alegre a los ojos del espectador. ¿Qué más se podía pedir de este ‘deja vu’? Poco, muy poco. Porque el Comercial Ulsa del siempre exigente Paco García se acercó a la excelencia ante un rival de calibre superior pero muy mal gestionado desde la banda. El técnico vallisoletano, con el garbanzo negro ya fuera del cocido (de baja indefinida), parece que se quitó una atadura de encima. Casualidad o no lo cierto es que el Comercial Ulsa, con un efectivo menos (el segundo que más cobra), firmó posiblemente su mejor partido desde su fundación. Y lo hizo tan solo en veinte minutos, los segundos ante un rival al que ridiculizó y dejó en evidencia como le gusta a su entrenador, ‘agachando el culo’. Apoyado en la defensa y tapando las carencias de algún jugador como Wade-Chatman, el ataque se activó por sí solo.

Los vallisoletanos llegaron al descanso a merced de un Granada mortífero desde más allá de la línea de 6,75 metros con un espectacular 8 de 13 aciertos. Era un querer y no poder ante un rival que supo combinar varias defensas zonales (2-3 y 1-3-1) para bloquear al errático (30% de acierto en tiros de dos puntos) pero... dispuesto conjunto de Paco García, que acusaba la falta de puntería de Graham-Bell (0 puntos) y Wade-Charman (1 de 6 en triples) y la falta de sangre de Miguel González.

¿Qué cambió tras el descanso? Todo, absolutamente todo. El Comercial Ulsa fue un ciclón desde el inicio del tercer cuarto. Hasta tal punto de voltear el marcador en poco más de cinco minutos gracias a un parcial de 12-2 (44-43).

Pero el mando en el marcador gustó a los vallisoletanos que lejos de relajarse optaron por hacer sangre a un adversario descolocado por su entrenador con tanto cambio defensivo. Pisuerga vibraba de éxtasis como antaño con un baloncesto brillante, osado e incisivo. El espectacular 23-5 del tercer acto les llevó al último cuarto con una renta de nueve puntos, algo impensable después de los dos primeros cuartos.

El liderazgo del ‘gladiador’ Sergio de la Fuente (22 puntos y 11 rebotes) unido al despertar de Graham-Bell (de valoración -1 a +24 en el segundo tiempo) sirvió para llevar en volandas a un Comercial Ulsa en el que se sumaron a la fiesta ofensiva el resto de protagonistas. Así, las diferencias en el ensayo perfecto de cara a los playoffs por el ascenso en los que se medirá en primera ronda al Lucentum de Alicante, fueron en aumento de forma vertiginosa hasta la veintena de puntos. Paco García repartió minutos entre su plantel e incluso hubo oportunidad para los júniors David Paniagua y el base Eduardo Castaño, que cerraba el partido con un triple a tablero que desató la locura en Pisuerga (80-59). El buen baloncesto, el que no aburre, el que no echa a los espectadores, regresaba a Valladolid.

El Comercial Ulsa cerraba la fase regular firmando ante el etiquetado como mejor equipo de la LEB-Plata la decimoséptima victoria en 30 partidos, un bagaje que le deja séptimo en la clasificación con las mismas victorias que quinto (Ávila) y sexto (Zornotza) clasificados.

El entrenador del comercial Ulsa se mostraba eufórico por la laboriosa y fatigada despedida del equipo en Pisuerga. «Necesitamos descansar casi tanto o más que entrenar. A partir de ahora, a intentar dar alguna sorpresa», indicó.