Diario de Valladolid

FÚTBOL OVIEDO - REAL VALLADOLID (CRÓNICA)

Castigo injusto

Un dominador Real Valladolid se estrella contra el infortunio, su falta de gol y la ausencia de reacción de su técnico / Toché decidió el partido en el único tiro oviedista entre los tres palos

El extremo Juan  Villar lamenta una ocasión perdida, ayer en el Carlos Tartiere.-DAVID S. BUSTAMANTE

El extremo Juan Villar lamenta una ocasión perdida, ayer en el Carlos Tartiere.-DAVID S. BUSTAMANTE

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Arturo Alvarado
Valladolid

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Los resultados de fútbol son como las encuestas políticas: no mienten pero son sumamente interpretables. Para el Oviedo el partido de ayer fue un canto a la eficacia. Un tiro entre los tres palos, un gol. Un equipo que aguantó 80 minutos de asedio con una defensa inmaculada. Hasta se puede montar una crónica de tintes épicos, visto desde la orilla astur.

Para el Real Valladolid fue todo lo contrario. Durante muchos minutos atenazó, sometió y redujo a su rival, pero se estrelló con su falta de puntería y de clarividencia en los metros finales. Mala suerte, sí. También ella es a veces el jugador número 12. Aunque el cuerno de la fortuna no explica todo. Refugiarse en él supone hacerse trampas al solitario.

Los pucelanos gozaron de hasta ocho ocasiones claras para marcar. La mirilla estaba torcida, pero los tiradores de élite comparecieron cuando el Oviedo ya estaba guarecido en su trinchera. Jose, el pichichi blanquivioleta, salió a cinco minutos del final. Y De Tomás, el mejor delantero (sí, el mejor), en el 66. Para entonces, el rival ya había retrocedido diez metros, juntado dos líneas de cuatro y aceptado el asedio de quien tira gomaespuma con sus catapultas. Antes de que alguno quiera guarecerse en la trampa de que ambos jugaron y no marcaron, que se sacuda las mangas, no sea que caigan cartas.

Porque la lectura de partido de Paco Herrera fue de las peores que se le recuerdan. Cierto que su equipo dominaba y llegaba, pero no supo dar ese giro que lo colocase aún más cerca del gol. Superpobló sin necesidad un eje de la medular que el Oviedo convirtió en anecdótico, permitiendo a Leão y Álex Pérez crearse su zonita de confort, a costa del destajismo de Jordán. Sí, este equipo tiene intocables. Tampoco hubo cambios tácticos a tiempo. Nada para crear nuevos problemas al Oviedo.

Una buena salida blanquivioleta se vio contestada por el gol. Susaeta recibió en el centro del campo. Nadie a su alrededor. Ni siquiera el portugués, al que se alinea para defender y dar el balón al que está más cerca. El carbayón tiene tiempo y metros. Piensa. Mete un balón en profundidad a Linares, que lo toca de cabeza al espacio para Toché, adelantándose a Guitián. Álex Pérez se queda con el molde, el ex albivioleta le gana el terreno y fusila a Torres, que antes la había pifiado en una salida con despeje al aire. Nada nuevo esta temporada.

Tras unos minutos grogui, el Pucela metió el turbo en la última mitad de esta primera parte. El empate parecía inexorable. Primero es Fernández quien casi logra un autogol al tocar el balón, en un durísimo tiro buscapiernas de Jordán, la estrella del partido. Otro tiro suyo envenenado desde fuera del área fue despejado por Juan Carlos in extremis. Poco después Villar remata flojo en boca de gol, y otro disparo suyo rebota en el poste. El onubense pidió un penalti por derribo que Eiriz no consideró como tal.

Llegó el descanso en pleno baño del Real Valladolid al Oviedo, con Jordán, Villar y Moyano jugando mejor en la zona sin césped que Balbi, Álex Pérez y Mata en la de color verde. Para hacérselo mirar.

Se esperaba algún cambio de colocación o de jugadores tras el descanso para sorprender y hacer más daño, pero era el día del piñón fijo. Los pucelanos percutían pero su broca se quebraba al borde del área. El Oviedo se vio a gusto con su rol pasivo, comenzó a perder tiempo y su rival a embarullarse. Lo de siempre cuando el Real Valladolid va perdiendo.

Las mejores ocasiones llegaron al final. Un empalme fuera de Ángel; un tiro raso cruzado de Jordán, despejado por Juan Carlos, y dos disparos altos de Leão y Míchel cerraron el choque. El día 25 hará dos años que el Real Valladolid no remonta un partido. Ayer lo tuvo en la mano, pero unos no pudieron y otros no supieron. Entre estos, el míster.

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