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REAL VALLADOLID

Suárez y sus amuletos

El presidente blanquivioleta se encomienda a su abrigo de la suerte y lanza un pronóstico: «En Las Palmas vamos a marcar seguro»

Carlos Suárez con su bufanda y abrigo de la suerte llega al palco del estadio José Zorrilla.-J.M. Lostau

Publicado por
J. I. Fernández

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Fiel a su estilo, Carlos Suárez volvió a enfundarse su abrigo y su bufanda de la buena suerte. O al menos con los que pretende ahuyentar a la mala. Un supersticioso como él no puede dejar nada sin atar. Quiere controlar el destino, porque como buen hombre criado en Galicia, cree que las meigas «haberlas, haylas».

No fue una tarde calurosa, al contrario, la intensa lluvia dejó el ambiente húmedo, pero aunque se hubiera llegado a los 30 grados, Suárez no se hubiera presentado sin sus elementos mágicos. Su ritual después del partido tampoco fue diferente al del resto de los encuentros de Liga. Bajo a la zona mixta, saludando a todo aquel que le salía al paso, posteriormente se metió en el vestuario. Habló con su hermano y con la gente del club, analizó el choque y unos minutos después atendió a los medios de comunicación. No tuvo problemas en repetir para la televisión.

Tranquilo durante los 90 minutos del partido, el presidente es optimista de cara al choque de vuelta. «Estoy seguro de que vamos a marcar un gol, o incluso más de uno, así que ellos si quieren pasar nos van a tener que ganar. Suárez lanza su particular apuesta, que de ser verdad, le podría hacer ganarse unos buenos euros en cualquier casa de apuestas.

En esta ocasión, relajado, templado y sin querer echar leña al fuego, reconoció que el colegiado Arias López «no había influido en el resultado». Aunque eso no le impide tirar de su buena memoria para recordar algunas acciones en las que se equivocó. «En la segunda amarilla de Chica tengo dudas, pero en las demás ha acertado. No creo que el árbitro haya influido. Pero sí hay una agresión de Simón que tendría que haber sido expulsado. Teníamos que haber acabado diez contra diez», sentenció.

En esta ocasión se agarra más al corazón que a la cabeza. A lo sentimental que a los números. «El resultado no es bueno, pero la actitud ha sido perfecta. Me ha encantado la entrega».

En un día tan especial, Suárez tuvo palabras de agradecimiento para el público. «La pena es que no puedan ir 5.000 a Las Palmas porque está lejos y es caro». Posteriormente fue el momento para los abrazos, besos y palmadas en la espalda. Rituales que siempre están presentes en un presidente que quiere ver la botella medio llena.

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