Diario de Valladolid

Real Valladolid

Bodrio inesperado

El Real Valladolid firma un esperpento en Palamós ante un Llagostera que le superó en todas las facetas / Chica firmó el primer tiro peligroso a puerta en el minuto 86 / Los blanquivioleta finalizan la primera vuelta en la tercera plaza

Valiente y Rueda se muestran cariacontecidos tras el primer gol del Llagostera, que lo festeja al fondo-LOF

Valiente y Rueda se muestran cariacontecidos tras el primer gol del Llagostera, que lo festeja al fondo-LOF

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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Si no fuese porque la entrega de los jugadores del Real Valladolid es indudable, habría que definirlo como un equipo que se desenvuelve a la perfección con el esmoquin y en zonas enmoquetadas, pero que es inoperante cuando debe remangarse y calzarse las botas de agua para tapar una fuga. No es que se las ponga a pie cambiado, es que se las coloca en los brazos.

Nueva visita de los de Rubi a un equipo en puesto de descenso y nueva pifia. Esta vez, la mayor de todas. Un bodrio para manchar con tinta china un expediente que llevaba camino de ser inmaculado. Un esperpento de principio a fin, prácticamente imposible de explicar con razones futbolísticas.

Porque esto va más allá. Es psicológico. Un problema de la plantilla, del técnico, o de ambos. Cada vez que se visita a un rival de la zona baja, el Real Valladolid cambia la cubertería de plata por la de plástico. Y se rompe. Lo hizo a medias en Miranda y Sabadell, cayó desfondado en Pamplona y perpetró una segunda parte en Leganés como para estar sin postre una semana.

Pero lo de ayer fue peor. Infumable. Indigerible. Es análisis digno de los expertos de Punset el descifrar cómo el mismo conjunto que maravilló ante el Barça B, dio una lección de fútbol en Zaragoza y mostró toda su dimensión competitiva ante el Alavés, fue capaz de hacer el ridículo contra el Llagostera, anteúltimo.

El Real Valladolid de Rubi atesora muchas virtudes, pero cuando un rival le muerde, le atosiga, le lleva el partido al barro, él es incapaz de sacudirse la suciedad e imponer su música. Se vuelve de yeso. Ser un equipo limitado, canchero y duro es kriptonita para este aspirante a Superman que sólo pelea en su casa o contra otros superhéroes. Nada de simples mortales.

Las cifras lo dicen todo. El primer tiro peligroso fue de Chica, un lateral, y en el minuto 86, con 2-0. El balón fue al poste. Tiros entre los tres palos con picante, ninguno. El único a puerta, uno de Rubio al filo del descanso desde fuera del área y por el centro. El balón fue atrapado por el portero como quien recoge una flor.

Ya en la segunda mitad, Valiente cabeceó un córner cerca del larguero. No hubo más en ataque. Pero nada de nada. Si René, el portero local, se duchó, fue por lo que había sudado en el calentamiento.

Rubi formó con un 4-3-3 que se reveló inútil. No fue culpa de la formación sino de la mente. Cuando un equipo está bloqueado, no compite ni jugando con quince. Ninguna de las líneas funcionó.

La defensa mostró fisuras desconocidas en los últimos partidos. El trivote de la medular no fabricó más que problemas. Timor al menos intentó defender, porque Rubio y sobre todo Leão gozaron de un don de la invisibilidad en el que sólo fueron superados por Jeffren. Hay gente que asegura haberlo visto en Palamós.

En esa línea de ataque, Óscar Díaz suplió a Óscar. Lo intentó, como siempre, pero sin éxito, como casi siempre, aunque estuvo desasistido. Mojica, la bala pucelana, fue tapado por Masó, que salió al campo a eso. Para él la raya del medio campo estaba electrificada.

Ni siquiera el fortísimo viento fue excusa. El penoso Real Valladolid de la primera mitad lo tenía en contra. Tras el 0-0 y una segunda parte con Eolo como aliado, se esperaba un equipo diferente. Lo fue, pero a peor.

El Llagostera había perdonado en la primera mitad, cuando un mal despeje de Varas hizo que el balón rebotase en Rueda. Querol, solo, lo envió allende el travesaño.

Pero ya no hubo más indulgencia. Una pifia de Rueda, que despejó al aire, dejó el cuero y el carril interior libre a Sergio León. Recortó de nuevo al central y tiró cruzado pero no muy angulado. Varas, al que el balón pudo botarle antes, también falló.

El 1-0 dio alas al Llagostera, que cuando no jugaba se tiraba al suelo para perder tiempo, y provocó la depresión de un Valladolid al que los cambios no se la aliviaron. Rueda se fue, Leão pasó al central y Pereira entró... pero no se le vio. Omar sí fue combativo y Guille Andrés salió cuando un desajuste tras perdida de balón provocó una serie de pases milimétricos y el preciso tiro de Querol a la escuadra, rematando con el 2-0 su gran partido.

El Real Valladolid finaliza la primera vuelta tercero, fuera del ascenso directo, en el que se incrusta el Betis. Luchará hasta el final por visitar la próxima temporada el Bernabéu, el Camp Nou y el Calderón. Para conseguirlo ha de ser consciente de que antes debe ganar allí donde la mierda llega hasta el cuello y el máximo glamur es que no te roben en el vestuario. Por ahora, ni a golpes lo entiende

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