Diario de Valladolid

El Calderón evoca en Valladolid con ‘La Bella Otero’ una historia de «maltrato, éxito y soledad»

El Ballet Nacional de España, dirigido por Rubén Olmo, recuerda la trágica vida de la conocida cantante, bailarina y cortesana

Patricia Guerrero como la Bella Otero.JESÚS VALLINAS

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Valladolid

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Es, como advierten desde el Ballet Nacional de España, una reflexión «sobre el maltrato, la ambición, el éxito, la incapacidad de amar y la soledad». Un «ballet operístico» inspirado en la trágica historia real de una gallega que acabó siendo retratada por Julio Romero de Torres, una humilde aldeana que huyó siendo niña de su violento entorno para acabar triunfando en el Folies-Bergère, en el París de la Belle Epoque; para recorrer medio mundo como cantante, bailarina y actriz; para seducir en las diferentes cortes del viejo continente; para dilapidar sus ganancias con el juego y acabar muriendo sola y arruinada. Era Agustina Carolina del Carmen Otero Iglesias (1868-1965). Era la Bella Otero. Sus andanzas llegan este fin de semana a las tablas del Teatro Calderón de la mano de la compañía que dirige Rubén Olmo.

Estrenado en 2021 en el Teatro de la Zarzuela, en La Bella Otero Rubén Olmo despliega diversos estilos de danza para acercar al público lo relatado en cada escena del guion: desde una muñeira procedente del folclore gallego hasta danza contemporánea y conceptual, pasando por un zapateado que recuerda a los musicales de Hollywood o la danza española tradicional.

«La obra pinta un rico fresco histórico de los estilos vigentes a finales del siglo XIX. Rubén Olmo ha creado una versión personal de danzas coetáneas a la protagonista como el cancán de los cabarés parisinos, el baile de la etérea pionera de la danza moderna Loïe Fuller, o el flamenco que se representaba en los cafés cantantes de la época, los antecesores de los tablaos flamencos», advierten desde el Ballet Nacional de España.

Una Agustina ya anciana comenzará evocando su vida, convocando a los fantasmas del pasado: su violación en una romería, siendo niña; su despertar a un mundo –masculino– que parece decidido a utilizarla; su descubrimiento del mito de la Carmen de Bizet, una inspiración para el resto de su vida; su ascenso como estrella que actúa en Nueva York, Londres, Bruselas, Berlín o Moscú; los trágicos finales de sus amantes despechados, que no pueden soportar su frialdad; su primer encuentro con un joven Alfonso XIII o el oscuro augurio que le desvela Rasputín.

«Es un espectáculo muy emotivo y también dramático, porque cuenta la historia de una mujer que se inventa sus orígenes para llegar a lo más alto, y terminar al final sola y olvidada. El dramaturgo Gregor Acuña-Pohl y yo hemos leído e investigado todo lo que se ha escrito sobre ella, incluidas sus memorias. También hemos buscado retratos para aprender sus poses, porque existen pocos testimonios filmados de su baile. La música relata muy bien la vida de la Bella Otero y su época y es, sobre todo, muy emocional y pasional», relata Rubén Olmo en el programa de mano. El coreógrafo, que encarna a Rasputín en el montaje – debutó como bailarín a los 16 años, cuando ingresó en la Compañía de Javier Barón, Premio Nacional de Danza que hace unas semanas presentaba en el coliseo vallisoletano su Caprichos–, ha acudido a composiciones de Manuel Busto, Alejandro Cruz Benavides, Agustín Diassera, Rarefolk, Diego Losada, Víctor Márquez, Enrique Bermúdez y Pau Vallet. La bailarina Patricia Guerrero encarna a la Otero.

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