Diario de Valladolid

Ricardo González cierra en el CAB su trabajo sobre el sueño roto del petróleo

El fotógrafo desarrolla íntegra por primera vez en ‘Una lluvia negra’ su serie en torno a la España de los 60, anticipada en ‘Oro negro’

Algunas de las fotografías de Ricardo González en el CAB

Algunas de las fotografías de Ricardo González en el CAB

Publicado por
Julio Tovar
Valladolid

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Un año después de mostrar por primera vez la serie, sintetizada, con la muestra Oro negro en la Galería Javier Silva de Valladolid, el fotógrafo e  historiador Ricardo González (1957)  abre las puertas del CAB de Burgos para relatar, íntegra, la historia de sueños imposibles y amargos despertares que comenzó a escribirse cuando brotó petróleo en la comarca burgalesa de Páramos, a comienzos del mes de junio de 1964. Lo hace con el más de medio centenar de imágenes y proyecciones que dan forma a Una lluvia negra .

Un título, recuerda el autor de trabajos como La grieta (2011), extraído de las crónicas periodísticas de la época, cuando, por ejemplo, un periódico describía el brotar del surtidor como ‘una lluvia negra que sale de los cultivos’. «Con esta muestra en el Centro de Arte Caja de Burgos la serie se muestra tal y como fue concebida, desarrollando aspectos que en Valladolid sólo pude abocetar», relata el autor de Valladolid-Ariza (2022).

Ricardo González, junto a dos de sus fotografías en la Galería Javier Silva. | E. M.

Ricardo González, junto a dos de sus fotografías en la Galería Javier Silva. | E. M.

En Una lluvia negra , como ya anticipara en Oro negro , Ricardo González busca «la verdad debida al lugar», y retrata los restos que aún quedan en el terreno, las antiguas bombas de extracción, que, por ejemplo, se pueden encontrar aún entre Valdeajos y Sargentes de la Lora. Y, como en un ejercicio de arqueología, rastrea el eco de las voces de entonces. Las voces que pasaron de la euforia a la cautela y, finalmente, al silencio. «En el CAB he podido profundizar en eso que Javier del Campo llama los mecanismos de exhortación colectiva», celebra el fotógrafo. La prensa, en definitiva, como transmisora de las expectativas dictadas por las autoridades, haciendo suya la retórica oficial.

En Una lluvia negra, el autor de Costa del oxígeno , recuerda la fascinación «por la tecnología» de la sociedad de entonces y se detiene a explorar «la mancha como metonimia del éxito». «Hubo quien escribió: ‘Ayer, por primera vez, un chorro de petróleo ha manchado el aire de España’ o ‘Se abrazaban emocionados y mojaban sus manos en el petróleo y se manchaban los trajes sin importarles nada de ello’. Jugaban como niños sin importarles nada por las expectativas que tenían», apunta Ricardo González, que proyecta sobre la pared la crónica –en palabras– del NO-DO Petróleo a la vista . ‘El petróleo ha puesto en el páramo palpitaciones de corazón mecánico’, señalaban en aquel 22 de junio del 64.

Y en un pequeño rincón, el fotógrafo e historiador invita a reflexionar sobre los símbolos –el caballito metálico y el gentío alzando los brazos en señal de triunfo, en una imagen ‘fabricada’ para ser reproducida entonces por la prensa– con los que se identifica el Museo del Petróleo, inaugurado en 2015 en la citada localidad de Sargentes de la Lora.

Una lluvia negra permanecerá en el CAB hasta el 26 de mayo.

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