Diario de Valladolid

SEMINCI 2023

Agnieszka Holland lanza en Seminci un desgarrador grito contra la crisis humanitaria con 'Green Border'

La cineasta polaca pone en tela de juicio las políticas migratorias de la Unión Europa y subraya que “es muy peligroso alentar la violencia, legalizarla y normalizarla” / La directora recoge este sábado la Espiga de Honor en nombre de la Academia del Cine Europeo

Ła directora Agnieszka Holland, presidenta de Ła Academia del Cine Europeo. / ICAL

Ła directora Agnieszka Holland, presidenta de Ła Academia del Cine Europeo. / ICAL

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Diario de Valladolid | El Mundo
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La cineasta polaca Agnieszka Holland puso hoy el foco de la 68 Semana Internacional de Cine de Valladolid en la crisis humanitaria de refugiados con ‘Green Border’, una cruda película coral de denuncia donde censura las cuestionables políticas adoptadas de la Unión Europea , y más en concreto de su propio país, como respuesta a la crisis migratoria actual. La película cae como un puñetazo en el estómago y registra, cámara en mano y con un estilo de ‘cinema vérité’, cuanto acontece en la boscosa franja que separa la Bielorrusia Lukashenko y la Polonia de Andrzej Duda. 

“Es una película de horror. La realidad que se está viviendo en ese enorme bosque, uno de los más antiguos de Europa, es terrible. La problemática estalló en el verano de 2021, cuando las autoridades polacas decidieron utilizar la presión creada por Lukashenko e instigada por Putin como una herramienta política, y cerraron el acceso a esa franja por parte de periodistas, organizaciones humanitarias y observadores internacionales. Dieron órdenes a los guardias fronterizos de ejecutar devoluciones en caliente, utilizando a los inmigrantes como propaganda política para generar miedo entre la población y usarles en su propio beneficio cuando lo estimaran oportuno. Es muy peligroso alentar la violencia, legalizarla y normalizarla en una crisis como esta”, defendió contundente, según recoge Ical.

La película, criticada con dureza por las autoridades polacas desde su triunfal estreno en Venecia , arranca con un plano aéreo de los frondosos y verdes bosques fronterizos, que ocultan una auténtica masacre. La directora de ‘Europa Europa’, fiel cómplice de Seminci desde hace 43 años, vira enseguida el tono de esa imagen inicial a un áspero blanco y negro con el que pasa a retratar de inmediato las penalidades que aguardan a quienes el destino haya llevado hasta ese infierno en la tierra, un limbo llamado ‘zona de exclusión’ donde los inmigrantes son tratados peor que animales, como si de pelotas de ping pong se tratara golpeadas de uno a otro lado de la frontera. 

Sobre los ataques que ha sufrido por el partido en el poder, los populistas Ley y Justicia (PiS), que hace solo cinco días han ganado las elecciones, pero perdido la mayoría absoluta y no podrían revalidar Gobierno, Holland subrayó que “creían que podían ganar las elecciones mirando a otro lado en la situación de los inmigrantes y aludiendo al patriotismo. Hicieron una campaña absurda basada en el odio, y todos los responsables políticos empezaron a atacarme con brutalidad, y cuentan con una base de fieles votantes muy grande”.

Sentido de urgencia

Según explicó, a lo largo de toda su carrera ha rodado películas sobre los crímenes de guerra de Stalin o sobre el Holocausto, “pero siempre sucedían en el pasado”. “En este caso tenía ante mí algo que estaba sucediendo en tiempo real, y sentía que era mi obligación intentar contar la historia al público, pero no cuando fuera demasiado tarde, sino mientras está sucediendo. Es la primera película que hago con este sentido de urgencia”, sentenció en declaraciones a Ical. 

A lo largo de dos horas y media de metraje, Holland intenta equilibrar el relato cediendo alternativamente el protagonismo a todas las partes implicadas, desde quienes reclaman asilo político llegados desde zonas en conflicto como Siria, hasta los guardias fronterizos, los vecinos del entorno o los activistas que toman partido sin que les importe el precio a pagar por su osadía. Todos ellos, salvo los niños eran actores profesionales, según explicó en su primera visita a Valladolid. “Muchos de ellos han experimentado en primera persona la inmigración, son sirios, libaneses o palestinos que escaparon de sus países y ahora viven en Francia o Bélgica. Su situación me resulta muy cercana, porque yo misma llegué a ser una refugiada en Francia tras la ley marcial de finales del 81. He vivido una situación similar a la de ellos, con frustraciones, miedos y sueños rotos”, apuntó antes de aplaudir el trabajo de su reparto y señalar que considera que los actores son de una raza diferente del resto de personas. “Quizá sean extraterrestres”, sentenció.

No sale indemne, ni mucho menos, la Unión Europea en la última película de la presidenta de la Academia del Cine Europeo, una institución que esta misma noche será distinguida con la Espiga de Honor en la gala de inauguración de esta edición del festival. “¿Dónde están los políticos y la Unión Europea?”, se ríe desconsolada una activista de forma explícita en el metraje, que incluye algún plano con la bandera de la UE sobre una desvencijada pared, mientras los refugiados se sientan derrotados en el suelo, invisibles para la sociedad. 

Son muchas preguntas, imposibles de esquivar, las que deja en el aire la proyección, desde qué mundo queremos dejar a nuestros hijos hasta cuáles son los límites de supervivencia del ser humano o incluso qué es lo que nos convierte en humanos, en una película que emerge como un grito desesperado para intentar que Europa, entendida como sus ciudadanos más que como sus políticos, reaccione. 

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