El Premio Ateneo de Novela de Valladolid encumbra a José Antonio Abella

«Es una novela de mucha calidad, muy potente, ambientada en los años previos y posteriores a la Guerra Civil, con flashbacks muy bien resueltos. Está muy bien escrita y terminada y denota una trayectoria literaria previa», advertían esta mañana desde el Ateneo de Valladolid, antes de descubrir al autor, o autora, que se escondía bajo el pseudónimo de Andrea Dioscodileva, responsable del manuscrito La cueva del Cíclope , que había sido designada en la tarde del 11 de abril como la obra ganadora del 70 Premio de Novela 'Ateneo-Ciudad de Valladolid’. Y cuánta razón tenían, pues el ganador no ha sido otro que el polifacético escritor y artista burgalés José Antonio Abella (1956).

Ganador del Premio de la Crítica de Castilla y León en 2014, con La sonrisa robada , Abella es autor de una decena de novelas y libros de relatos desde que debutara en 2006 con Yuda , título al que siguieron otros como Crónicas de Umbroso, Unas pocas palabras verdaderas o  La llanura celeste .

Con su manuscrito, que llevará por título final El corazón del Cíclope –para no coincidir con el que lanzó en 2020 Arturo Pérez Reverte reuniendo sus tuits sobre literatura–, sedujo a un jurado que en la fase final del concurso contó con la valoración de tres ganadores del Premio Nadal, como Gustavo Martín Garzo, Care Santos y Manuel Vilas.  Junto con la periodista Angélica Tanarro y el editor de Menoscuarto José Ángel Zapatero –que publicará la novela– valoraron «la calidad de la escritura" de Abella, así como su "dominio de los tiempos narrativos y un original enfoque sobre las décadas anteriores a la guerra civil española, conjugando mito y realidad, todo ello arropado por una ambiciosa construcción narrativa con un sorprendente final lleno de humanidad".

El jurado, además, ha aconsejado la publicación del manuscrito Yo fui santa , otro de los finalistas.

Abella, que estudió Medicina en Valladolid y encontró el amor a orillas del Pisuerga, como él mismo le reconoció hoy al alcalde de Valladolid, recibió «con alegría un premio de prestigio» como el del Ateneo, el segundo más antiguo de España –después del Nadal– y uno de los mejor dotados económicamente –se llevará 20.000 euros–.

El autor de Trampas de niebla , en conversación telefónica con Óscar Puente, restó importancia a ese celebrado final del manuscrito. «Una novela es como un camino: su interés está en recorrerlo», justificó quien hace unos años se viese envuelto en una inopinada polémica con motivo de la instalación de su escultura de un diablillo cerca del acueducto de Segovia –ciudad en la que ha ejercido como médico–, circunstancia de la que se sirvió para publicar Agnus diaboli .