Diario de Valladolid

Juan Aguirre: "Recuperar el tiempo perdido es difícil, y más para el que empieza"

A la cuarta va la vencida y Amaral presenta en Valladolid este sábado, tras tres aplazamientos, las canciones de su disco ‘Salto al color’

Juan Aguirre y Eva Amaral. E. M.

Juan Aguirre y Eva Amaral. E. M.

Publicado por
Julio Tovar
Valladolid

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A la antigua usanza, con el público en pie, bailando y saltando por donde solía... El Polideportivo Pisuerga abre este sábado sus puertas (21.00 horas), al fin, a Eva Amaral (Zaragoza, 1972) y Juan Aguirre (San Sebastián, 1969), para que puedan brindar a su público las canciones de su octavo álbum de estudio, Salto al color . Un trabajo que iban a presentar inicialmente el 14 de marzo de 2020 en Valladolid, justo cuando se decretó el Estado de Alarma y el tiempo se congeló.  A la cuarta va la vencida –el concierto se ha aplazado tres veces– y cualquiera pensaría que hay algo de justicia poética en que sea Amara l la banda que dé la bienvenida a las viejas costumbres.

"Es, por encima de todo, una buena noticia para todos, y no solo para el público y los músicos", celebra al otro lado del teléfono Aguirre, que reconoce que en todos estos meses sus pensamientos y preocupaciones fueron más allá de sus quehaceres como artistas. "Tanto Eva como yo, como nuestros amigos y familias que no viven de la música, siempre tuvimos la esperanza de que esto pasaría. Ojalá no se hubieran aplazado tantos conciertos: hubiese significado que la situación iba mejorando; que, quizá, mucha gente no hubiera perdido a los seres queridos que han perdido; que muchos que han sufrido el Covid no hubieran pasado por eso", sostiene el músico.

Ilusionados –asegura Aguirre que salen a tocar como si fuera "la primera vez" que se suben a un escenario–, en Valladolid se arroparán con la batería de Álex Moreno , el bajo de Ricardo Esteban , la voz de Laura Rubio y los teclados de Tomás Virgós . "Y con un mónton de técnicos que se ocupan de la parte visual, que es muy importante", matiza el guitarrista, reivindicando el trabajo de tantos profesionales ‘invisibles’ que han sufrido como pocos la parálisis derivada de la crisis sanitaria. 

"Para entender cómo es este mundo hay que olvidarse de los grandes grupos», recuerda quien fuera uno de los fundadores de Días de Vino y Rosas . "Este mundo, como el de las artes escénicas, es como un iceberg: la cara visible, la que emerge, es mucho más pequeña que toda la música de base. Las salas más pequeñas han sufrido mucho las restricciones; hemos tocado incluso en conciertos on line benéficos para estas salas y sabemos cómo están las cosas. Y hay bandas jóvenes, con primeros discos, que han sufrido un parón increíble estos meses; con algunas hemos colaborado en nuestra ciudad. Tenemos muchos amigos en esa situación y es difícil recuperar el tiempo perdido, y cuanto más pequeño es el proyecto y cuanto más incipiente es, más aún".

Compuesto y publicado antes del estallido de la pandemia –a Amaral ya le quedan cuatro fechas para poner fin a su gira y ultimar el lanzamiento de un nuevo disco en el que llevan todo este año trabajando–, hay canciones como Nuestro tiempo que parecen cobrar hoy nuevo sentido –‘Y hay un tiempo para existir, en el tiempo que te han dado / Para dejar atrás los fantasmas del pasado / Y hay un tiempo para creer, tiempo para buscar / Hay un tiempo para olvidar todo lo que pudo ser y nunca será’, cantan–, aunque prefieran seguir enmarcando las canciones en su sentido original. 

¿Pero, no conviene mantener vivos ciertos recuerdos, ciertas lecciones? "La mayoría hemos descubierto que, a lo mejor, un director de una gran corporación se puede quedar en su casa, pero si lo hace una persona que te atiende en un supermercado o en un hospital es mucho más grave. Todos sabemos quiénes son las personas más importantes para la vida, aunque eso no se refleje en el trato que les damos" reflexiona Aguirre, a quien se le recuerda lo oportunas que suenan estos días canciones como Alta la mirada o Peces de colores . "Parten de la defensa de la propia identidad. Si hay algo que la música y, sobre todo, los viajes te enseñan, es que todos, con nuestras diferencias de color o de acento, nos parecemos. La diferencia nos enriquece", zanja el músico.

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