Diario de Valladolid

Una Espiga con sabor de la tierra

El director burgalés reconoce que el galardón recibido es «especial por venir de una ciudad como Valladolid», fundamental para él / El cineasta destaca el prestigio internacional ganado por la Seminci y la importancia que Delibes ha tenido en su trayectoria

Giménez-Rico recibe una caricia de Randall, ante la mirada de Hinojosa, Miramón, Bosch y Alcaine.-J.M. LOSTAU

Giménez-Rico recibe una caricia de Randall, ante la mirada de Hinojosa, Miramón, Bosch y Alcaine.-J.M. LOSTAU

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Guillermo Sanz

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Las raíces de Antonio Giménez-Rico están en Burgos, pero la Espiga de Honor que recibió ayer arropado por el público y por sus compañeros de profesión dejó claro que está regada por agua delPisuerga.El cineasta yValladolid siempre han sido una pareja bien avenida. Lo fue en sus tiempos de universitarios, en el poso que tanto la obra como la figura de MiguelDelibes dejó en él y en el reconocimiento recibido que le ha brindado la Semana Internacional de Cine de Valladolid.

El cineasta descubrió a Ingmar Bergman en las Seminci, algo que le «conmocionó». La ciudad siempre ha tenido un papel protagonista en su trayectoria y por eso el galardón recibido gana en valor para Giménez-Rico. «Es un honor que agradezco y valoro mucho. Me emociona recibir esta Espiga porque viene de una ciudad que para mí es fundamental. Valladolid siempre ha sido un referente», aseguró.

La Seminci aplaude el recorrido del director de películas como Retrato de familia, El disputado voto del señor Cayo o Jarapellejos, que fue proyectada ayer en elTeatroZorrilla de Valladolid, donde tuvo lugar la celebración del acto. El aplauso tuvo eco en el realizador, que se deshizo en elogios hacia el festival:«Hay que reconocer que la Seminci se ha convertido en uno de los festivales más prestigiosos del mundo, por su rigor y su seriedad», declaró el galardonado.

Antonio Giménez-Rico descubrió en la Semana Internacional deCine otra ventana desde la que mirar un mundo que ya adoraba: «Ya era muy cinéfilo.La afición al cine la tengo desde pequeñito. La única decisión que tuve que tomar fue si ser toda la vida un aficionado o jugármela y tratar de ser un profesional del cine. Lo intenté, fui a Madrid, tuve suerte y aquí estoy», celebró.

En la ciudad conoció a una persona que le dejó huella. Miguel Delibes. El cineasta mostró su admiración por el literato vallisoletano. «Para mí ha sido fundamental como lector y como cineasta. He hecho tres adaptaciones suyas que cada vez que las veo me emocionan y eso es por la pluma de Miguel Delibes», sentenció sobre el escritor, al que descubrió Ordet.

El director hizo gala de buen humor y regaló durante el acto de entrega de la Espiga de Honor un recorrido a través de su trayectoria en clave de anécdotas, como aquella en la que fueron a rodar a Castilla-La Mancha sin película y culparon al laboratorio para poder volver al día siguiente. Giménez-Rico recordó los buenos momentos que dejó su premiada trayectoria junto a las actrices Lydia Bosch, Mónica Randall, los actores IñakiMiramón, Joaquín Hinojosa, JuanJesús Valverde y el director de fotografía José Luis Alcaine.Compañeros de fatigas que alabaron el perfil cinematográfico y humano de un director que ayer recibió una Espiga de Honor con sabor de la tierra.

SEMINCI FACTORY

La Gala de Castilla y León, donde se encuadraba la entrega de la Espiga, sirvió también para conocer a los ganadores de laII Seminci Factory Valladolid Film Office. Los guiones de Sin nombre y Umbral reciben una ayuda de 9.000 euros para rodar los cortometrajes en la ciudad de Valladolid.

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