Santiago Zurita regresa a la novela histórica
El escritor palentino afincado en Valladolid vuelve con Agmag al género con el que debutó en 2010
El escritor palentino afincado en Valladolid Santiago Zurita regresa a la novela histórica -el género con el que debutó en 2010 con 1588. No tengo más que darte-, de la mano de Agmag, un relato que viaja a los tiempos del rey Pedro I de Castilla y con el que homenajea a su localidad natal, Astudillo.
La novela, disponible a través de Amazon, recibe el nombre de su protagonista, Agmag, un antiguo esclavo llegado de África que trabajará para un maestro de obras, el cual lo llevará de la corte burgalesa a la villa de Astudillo para construir el convento-palacio de María de Padilla, amante del rey don Pedro. En Astudillo se reencontrará con un grupo de juglares con los que deberá lidiar frente a un pequeño grupo con mucho poder que apoya a los Trastámara en la guerra civil que marcará el fin de Pedro I y el advenimiento de su hermano bastardo, Enrique II, quien inaugurará la nueva dinastía.
Aunque desde sus comienzos como escritor Zurita se planteó una novela dedicada a su localidad natal, no ha sido hasta ahora cuando «ha saltado la chispa» y se ha sentido «al fin preparado» para abordar el reto, el cual suponía «una gran responsabilidad» ante sus paisanos, que «conocen el pueblo y su historia».
Para ello, se ha valido de un texto del siglo XIV en el que vecinos de la villa protestan contra los abusos de los ‘hijosdalgo’, reseña que descubrió a través de un libro del historiador Julio Valdeón. Asimismo, ha contado con asesoramiento y se ha valido de la «extensa documentación» que se conserva, a pesar de que a nivel arquitectónico las huellas de Astudillo «guardan más del siglo XVI que del XIV». A pesar de no haber realizado una «excesiva» publicidad, el autor se ha felicitado por la «buena acogida» que Agmag ha tenido en el municipio. En una entrevista concedida a Europa Press, Zurita ha reconocido su fascinación por la época histórica en la que se ha embarcado.
Una vez saldada esta «deuda pendiente» con su localidad natal, reconoce que aún le queda otra con Nueva York, donde pasó tres meses en 1981 trabajando como camarero, tiempo en el que le «cambió la vida» por las «enormes diferencias» que encontró entre la Gran Manzana y la Castilla de ese momento.