Diario de Valladolid

En las minas del ‘oro malva’ de Valladolid

Florece la lavanda en Castilla y León con dos semanas de adelanto, un cultivo que ha crecido un 55% en diez años / La Comunidad supera las 1.300 hectáreas de esta especie aromática, el 9% del total del país, y produce más de 4.600 toneladas de flor y materia vegetal y 60 de aceites esenciales

JUAN MIGUEL LOSTAU. 27/06/2023. VALLADOLID. COMUNIDAD DE CASTILLA Y LEÓN. CENTRO DE INTERPRETACIÓN Y CAMPOS DE LAVANDA EN TIEDRA.

JUAN MIGUEL LOSTAU. 27/06/2023. VALLADOLID. COMUNIDAD DE CASTILLA Y LEÓN. CENTRO DE INTERPRETACIÓN Y CAMPOS DE LAVANDA EN TIEDRA.

Publicado por
Santiago G. del Campo
Valladolid

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La lavanda ha florecido con dos semanas de adelanto en los campos de Castilla y León. La lluvia de los últimos días y las elevadas temperaturas han llevado la impaciencia a este cultivo milenario, cuyas esencias han gozado todas las generaciones desde que existe memoria. Sus cualidades aromáticas, cosméticas y ornamentales le han valido el apodo de ‘oro malva’, un tesoro que tiene una verdadera mina en la Comunidad Autónoma, tercera de España en producción. La lavanda es valorada desde la antigüedad por las múltiples propiedades que se le atribuyen . En su composición hay taninos (con propiedades astringentes y antiinflmatorias), flavonoides (antioxidante), ácidos rosmanírico y ursólico (antiinflamatorio, antimicrobiano y antioxidante) y alcoholes terpénicos (coadyuvante), entre otros. Se le presumen cualidades como relajante, reductor de la tensión arterial, antiséptico, astringente y facilitador del sueño. Pero quizá su uso principal está en la cosmética, por su aroma. Se utiliza para elaborar aceites esenciales, mezclas para difusor, cremas antiarrugas o para combatir el acné, en productos para el cuidado del cabello, equilibrar el ph del cuero cabelludo o combatir la caspa y la caída del pelo.

En la actualidad es un cultivo en crecimiento. En Castilla y León se cultiva un 54,87% más de superficie de lavanda que hace diez años, de las 853 hectáreas registradas en el año 2012 a las 1.321 cultivadas en 2022 , último dato aportado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (Mapa). De ellas, la gran mayoría son de secano, con 1.135 hectáreas, mientras 186 son de regadío. Sumadas esas dos modalidades suponen el 9,04% del total nacional, ya que en España se cultivan 14.605 hectáreas.

Castilla y León ocupa el tercer puesto nacional en el cultivo de lavanda, solo por detrás de Castilla-La Mancha, que ocupa el primer lugar al acaparar más de la mitad de la superficie en España, con nada menos que 9.046 hectáreas plantadas (el 61,94%), y Murcia, que se lleva el 19,38% de la superficie con 2.543 hectáreas. Solo otras seis comunidades cultivan lavanda de forma significativa: Levante, con 538 hectáreas (el 3,68%); Andalucía, con 372 (2,55%); Aragón, con 328 (2,25%); Cataluña, con 98 (0,67%); Extremadura, con 58 (0,4%) y Navarra, con 14 (0,1%).

Las 1.321 hectáreas en Castilla y León, según lo que se traduce de los datos de la Asociación Nacional Interprofesional de Plantas Aromáticas y Medicinales (Anipam) , producen en torno a 4.680 toneladas de materia vegetal y flores, y otras 60 toneladas de aceites esenciales . Anipam agrupa al 82% de la producción nacional de plantas aromáticas, de las que el 77% son lavanda y lavandín.

Pero no solo la flor de la lavanda es valiosa por sus cualidades terapéuticas o su aportación a la cosmética. En los últimos años ha crecido su atractivo como recurso turístico. Es el caso del Centro de Interpretación de la Lavanda en la localidad vallisoletana de Tiedra, que abre sus puertas con el nombre de Tiedra de Lavanda . Es uno de los municipios más importantes de Castilla y León en el cultivo de este arbusto. Y uno de los productores es quien gestiona el centro de interpretación, titular además de una destilería que da servicio a más de 400 hectáreas de los pueblos de alrededor, ‘Aromáticas del Duero’ . RECURSO TURÍSTICO

«Esto es una empresa familiar, hemos empezado con las plantaciones, y luego montamos el centro de interpretación», relata la directora de Tiedra de Lavanda, Luz Ruiz, emprendedora junto a su marido, Antonio Fonseca. «El centro funciona mucho cuando la lavanda está en flor, y estamos intentando que sea un recurso visitable en otras épocas del año». Tiedra es el epicentro de la lavanda de la zona, pero también hay importantes producciones en los cercanos Bercero, San Cebrián de Mazote o Matilla de los Caños, por ejemplo. Los paisajes de estos municipios se han teñido de malva en los últimos días, quince antes de lo habitual, con un espectáculo digno de ser visitado. En cuanto al crecimiento de la superficie de cultivo, «ha habido un momento de bastante ánimo, porque es un sector que estaba bastante bien. Era un cultivo alternativo, muy interesante . Lo que pasa es que ahora está en un momento un poco difícil, yo no sé si es que se ha plantado más de la cuenta o qué, pero ahora no está en la misma situación».

Por un lado, el cultivo de lavanda requiere los mismos costes de producción que otros cultivos agrícolas similares y, además, «tienes que destilarla , así que tienes que tener unas instalaciones que son costosas, con una maquinaria que es muy cara también...  No es un cultivo sencillo, porque necesitas tener cerca una destilería , y alguien que haga esa inversión que es bastante, considerable». Luz Ruiz señala que, aunque hubo en su día un ‘boom’, pues se comercializaba muy bien, «ahora no es así, es un momento en el que estamos expectantes, a ver qué pasa, de ver cómo se estabiliza y de ver cómo evoluciona la agricultura».

La emprendedora asegura que el producto no tiene tanta salida como antes. «Tampoco sabemos muy bien a qué se debe. Puede ser que haya una sobreproducción muy repentina de un producto que es muy minoritario. También es un producto que está en el mercado internacional, sabes lo que se planta en España, pero lo que se planta en otros países también compite con lo tuyo. Hay una serie de causas». 

Cuando ellos empezaron, hace casi 20 años, se trataba de un cultivo «muy interesante» en la zona, teniendo en cuenta  el tipo de terreno de que disponían.  Eso ha animado a otra gente a hacer lo mismo. Ha habido un aumento considerable de las plantaciones, pero Luz se imagina que «hay más factores». Al principio vieron que era un cultivo «mucho más interesante» que el cereal, aunque se necesita una inversión inicial «bastante grande», el primer año no se cosecha y además hay que arrancar y volver a sembrarla cuando han pasado doce o catorce años. «Tienes que esperar dos o tres años a cosecharlo, es una alternativa interesante pero con otro planteamiento: invertir, esperar y creértelo».

En cuanto a los productos que se obtienen, sobre todo «se comercializa el aceite esencial, destilado». En su empresa también hacen servicios de cosecha, destilación o plantación, «y luego la comercialización la solemos facilitar con la nuestra, pero nosotros no somos destino». Y es que «la lavanda no se puede almacenar, así que lo que almacenas y vendes ya es el aceite esencial, y tiene un mercado internacional, hay comercializadores que mueven este producto».

Los trabajos comienzan a coger ritmo en mayo y junio para prepararlo todo de cara a la floración, con el control de malas hierbas y otras intervenciones. «Desde 2019 hasta ahora se ha torcido un poco el tema de comercialización, a ver cómo se estabiliza el mercado, me imagino que será cuestión de un poco de tiempo», subraya Luz. La destilería de Tiedra es el centro neurálgico de la lavanda en la provincia de Valladolid y la que procesa más producto de Castilla y León , pero hay otras tres repartidas por el territorio autonómico. En el municipio burgalés de Careluenga han abierto otra destilería, y también en la localidad palentina de Ampudia. En Peñafiel han reabierto otra anterior, gestionada por la cooperativa Cocope .

«Hay algún otro proyecto en Burgos, más ligado a la hostelería, con alguna otra plantación en Santa Gadea» , explica. Las destilerías de Palencia y Burgos empezaron más tarde, y la de Peñafiel ha retomado la actividad tras dejar el cultivo durante mucho tiempo. En esta campaña están a la expectativa de lo que la sequía ha podido perjudicar. «La falta de lluvias afecta porque la planta no se hace tan grande, aunque es verdad que la que ya está hecha, implantada, nos produce, aunque tenga menos porte y haga menos cantidad».

Otra faceta de la lavanda es su valor en la apicultura, para la obtención de mieles más aromáticas . Antonio y Luz no han explotado ese recurso, pero en la zona existen muchas empresas apícolas. «Por aquí hay productores de miel con marcas que están ganando premios en Valladolid, todos nuestros campos están llenos de apicultores, la lavanda es un buen aprovechamiento y es riqueza también para ellos», apunta.

Un estudio del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación sobre la lavanda realizado justo antes de esa crisis comercial del cultivo que apunta Luz Ruiz, atribuía unos costes de inversión de 2.845 euros por hectárea para iniciar la explotación (2.200 en plantas,  130 en preparación del terreno, 170 en mano de obra para la plantación, 245 en reposición de marras y 100 en otras labores del primer año).

El mismo estudio establece como ventajas que se trata de un c ultivo plurianual (10-12 o más años) , que se adapta bien a precipitaciones medias, se adaptan a terrenos con ph elevado, resiste a bajas temperaturas invernales y altas estivales y empieza a producir el segundo año, alcanzando su techo productivo a partir del cuarto . En el sexto se recupera la inversión y se puede obtener un rendimiento, según el informe, de entre 300 y 500 euros por hectárea.

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