Sembrar con abonado de fondo

Estamos en plena sementera y el agricultor realiza estas labores teniendo en cuenta las condiciones climatológicas de la pasada campaña, las rotaciones, y unos costes en la explotación que se incrementan cada año. No siempre salen las cuentas y el profesional optimiza sus recursos para sacar la máxima rentabilidad.

La recomendación de los técnicos en este caso es no olvidar un aspecto que consideran «fundamental», como es el abonado de fondo. Así lo cree José Ángel Cortijo, responsable de la zona noroeste de Fertiberia, que insiste en que, de forma especial esta campaña, el profesional debe «asegurar la fertilidad del suelo».

Venimos de una buena cosecha en Castilla y León, con altas producciones, y eso ha supuesto «tirar de los nutrientes y reservas del suelo». El agricultor ha producido más de lo que ha abonado, como indican desde Fertiberia, una circunstancia que obliga a dotar de un aporte suplementario a la tierra para garantizar un buena nascencia y desarrollo de todos los cultivos.

Si el abonado de fondo es «esencial» en todas las campañas, lo es más aún este año, según Cortijo, «si el objetivo es obtener buenas producciones». Así lo explica el responsable de la zona noroeste de Fertiberia que insiste en que es «crucial».

El técnico advierte, en este sentido, del riesgo que corre el profesional que prefiere abonar en enero. «Llevamos unos años en los que el tiempo no permite entrar en las tierras en esta época, y el suelo se pasa cuatro o cinco meses sin un aporte de nutrientes». Un peligro, asegura, para el profesional y sus expectativas de cara a la cosecha.

Tan importante como la decisión de sembrar o no con abonado de fondo, una determinación que corresponde a cada agricultor, lo es también la calidad del abono que se compra.

Y es que, en este sentido, desde Fertiberia se recomienda al profesional que se asesore, al igual que lo hace en relación a otros inputs, y se «preocupe» por lo que llega a su explotación. Hay diferentes tipos de abonos, entre ellos, aquellos en los que no todos los nutrientes están disponibles, con una parte insoluble. Hablamos de los abonos de tipo 1 y 2. De esta forma, y con toda la información disponible, el agricultor deberá optar por una opción u otra, sea ésta arriesgada o no.

El protocolo de siembra exige, por otra parte, antes de elegir un abonado, realizar también un análisis de tierras con el objetivo de conocer el suelo y su tipología y ajustar así las dosis, «de la forma más razonable posible». José Ángel Cortijo aconseja una valoración del suelo cada tres o cuatro años para saber con certeza su estado nutritivo.

Desde Fertiberia se insiste en la importancia de la fertilización, «tanto o más que otras decisiones de campaña». Y piden al agricultor que «no se conforme con lo que le venden». En relación al ‘blending’, se remiten al estudio de Aimcra y advierten de que «lo barato puede a largo plazo resultar muy caro», debido a la falta de homogeneidad.

Los profesionales, mientras tanto, denuncian el reducido número de fabricantes que «limitan la competencia real en nuestro país» en el sector de los abonos. La Alianza UPA-COAG pide que se vigilen los comportamientos de estos oligopolios y ponen de manifiesto que mientras cae el precio del barril Brent y el del gas natural, los de los fertilizantes siguen incrementándose en torno al 2,6%.

Esta organización aboga por promover la I+D+i y fomentar los productos fertilizantes basados en una formulación adaptada a las necesidades en nutientes de cada zona y de cada cultivo, como los abonos líquidos, la fertirrigación y el abono ‘blending’.