Diario de Valladolid

Toros en la comunidad

Rey cita a su pintura en la madera, el hierro y el barro

El artista cuellarano acude a las ferias de Málaga y Bilbao tras exponer en la plaza de Las Ventas / Sus exposiciones ‘Ni una puta botella de plástico más en los callejones’ reivindican lo esencial

Imagen de la obra 'Estampida' del artista cuellarano Alfonso Rey expuesta en Las Ventas hace unas semanas.-El Mundo

Imagen de la obra 'Estampida' del artista cuellarano Alfonso Rey expuesta en Las Ventas hace unas semanas.-El Mundo

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César Mata

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Alfonso Rey, el artista cuellarano que hace unas semanas colgó y expuso parte de su obra en el coso neomudéjar de Las Ventas, ya no se embute en aquel peto blanco con el que, durante muchas temporadas, corría los encierros y encelaba las embestidas de los astados en las calles de esa villa segoviana. Ha pasado de las piernas a las muñecas, a la sutileza de los dedos, como sucedió en los ruedos con el propio toreo para, con esa evolución, crear y nutrir nuevas sensaciones y emociones en la cercanía de las astas.

Entre las complejidades oníricas y la sencillez del trazo exento de falsas pretensiones, Rey refugia en la madera, el hierro oxidado y el humilde barro de los botijos el mensaje de búsqueda constante y amplia sobre la esencia de las cosas, de las actitudes… Exploración de lo real, de lo permanente, tangible y evidente o imaginado para poder llegar a la ensoñación.

El lema ‘Ni una puta botella de plástico más en los callejones’, lema de su actual circuito de exposiciones, quiere llamar la atención sobre la pérdida de lo esencial, sugiriendo, como reclamo, el regreso del botijo a ese pasillo que separa arena y tendidos. Rey, que confesó haberse sentido «como un torero en su alternativa» cuando expuso en Las Ventas, persigue «la defensa de la Fiesta desde la perspectiva del arte y la cultura, no desde la economía o la ecología, pues aunque hay razones para valorar el beneficio que reporta a la sociedad y al medio ambiente la tauromaquia, a mi me seduce más seguir el rastro que, desde Altamira hasta Barceló, deja el toro y sus expresiones artísticas».

Tras la exposición en Madrid, que gozó de una gran acogida por los aficionados y excelentes valoraciones por la crítica, el verano llevará sus obras hasta las ferias de Málaga y Bilbao. Una distancia comparable, las de ambas capitales españolas, sur y norte hispano, a la que muestran algunas obras de su catálogo, en las que se muestran sueños indescifrables con expresiones nítidas que tan sólo persiguen mostrar la evidencia. Toros ensabanados, quizá escapados de los cercados intrincados de un laberinto cretense, que flirtean con la belleza femenina en los terrenos arenosos y oníricos de una playa bajo la mirada condescendiente de Neptuno, y toros oscuros que embisten hermanados en un encierro sin tiempo ni geografía… No se olvida tampoco Rey de otra de sus grandes pasiones, el caballo, presente en varias de sus creaciones.

El toro, el animal, su demoledora energía y su potente simbolismo, en todo caso, es el motivo y la razón (o la sinrazón) de la obra de Alfonso Rey, a quien el tiempo ha permitido descubrir con éxito su esencia artística, tan infantil, por infinita, creatividad, como madura, por reflexiva.

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