Diario de Valladolid

Semana Santa pasada por agua

La Aemet prevé una probabilidad de precipitaciones del 60% desde el Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección / La temperatura subirá levemente hasta el miércoles

Procesión del Encuentro de la Santísima Virgen con su Hijo.-ICAL

Procesión del Encuentro de la Santísima Virgen con su Hijo.-ICAL

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Alba Camazón

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La Semana Santa y el agua se entremezclarán de nuevo este año, más probablemente a partir del Jueves Santo, según informó ayer el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Castilla y León, Juan Pablo Álvarez. A pesar de que ayer comenzó la primavera a las 17.15 horas, parece que el tiempo tardará lo suyo en darse por enterado del cambio de estación.

La llegada de un frente procedente del Atlántico podría dejar lluvia en Castilla y León y empañará las tradicionales y reconocidas procesiones que saldrán a partir de este Domingo de Ramos, una jornada, que, junto a la del próximo Viernes de Dolores 23 de marzo, recibirá también su dosis de lluvia.

En su intervención, Álvarez explicó que de Lunes a Miércoles Santo no está previsto que haya problemas respecto a las precipitaciones pero sí a partir del Jueves Santo y Viernes Santo, «donde hay que poner un poco de incertidumbre en la predicción».

En cuanto a las temperaturas, en los primeros días irán subiendo las máximas y las mínimas, con valores «normales e incluso un poco superiores» a los que se dan normalmente en primavera. Lo que sí se espera «en un 80% de probabilidades» desde el principio de la semana es que no se produzcan «entradas de aire frío», aunque sí haya «humedad desde el oeste». «Serán días agradables y el viento no causará problemas», sostuvo en declaraciones recogidas por Ical.

«El Jueves Santo pienso que puede ser el primer día de aumento de la nubosidad con la entrada del frente Atlántico y un 60% de posibilidad de precipitaciones. Luego está la cuestión de la incertidumbre de lluvia para el Viernes Santo, sin poder precisar aún si será por la mañana o por la tarde. Esa es la duda en estos momentos», agregó el meteorólogo Juan Pablo Álvarez.

En cuanto al balance de las características climáticas del invierno, el delegado de Aemet en la comunidad calificó a este periodo invernal de «húmedo y frío en general» en toda Castilla y León. En función de la temperatura, diciembre fue «normal», enero «cálido» y febrero «muy frío», con temperaturas especialmente bajas los 14 primeros días del último mes invernal.

El séptimo más frío

Álvarez recordó que el pasado invierno fue el séptimo más frío y el mes de febrero el tercero con temperaturas más bajas en lo que se lleva del siglo XXI, sólo superados por 2005 y 2012. Además, el número de heladas este invierno ha sido de 58 días, superior a la media regional.

La temperatura media en los tres meses invernales en Castilla y León fue de 4,2 grados, lo que supone 0,4 grados menos que la media de 1981 a 2010. De los tres meses invernales, la temperatura más alta se registró en Ponferrada (León), el día 26 de febrero, cuando registró 20,11ºC. Por otra parte, el valor mínimo de la temperatura de los últimos meses el mercurio rozó los –17 grados en la localidad soriana de Radona el 9 de enero, según un comunicado.

«Tanto los registros máximos como los mínimos se han situado por debajo de lo normal, y debido sobre todo a las temperaturas registradas en febrero, el mes más frío del periodo, con un mayor número de días de helada, un total de 58 que supera el promedio, y de nieve. No obstante hubo algunas mínimas muy altas que han superado valores históricos y son ya efemérides», expuso.

En cuanto a la precipitaciones el promedio fue un 11% con 138 litros por metro cuadrado cuando lo habitual en esta época es de 125 litros. «Teniendo en cuenta todas las estaciones medidoras de la comunidad, la precipitación de lluvia registrada estos tres últimos meses se situó en torno a un 15–18 por ciento superior a su promedio», concretó Álvarez.

En cuanto a las precipitaciones de lluvia, el número de días lluviosos fue similar a la cifra habitual, aunque las jornadas teñidas del blanco manto de la nieve supusieron el doble del promedio, 31 días. Estas nevadas solo fueron mayores en el invierno de 1985 y 1986, cuando se registraron 32 días.

Las lluvias correspondieron a un invierno «húmedo» y la mayor parte estuvieron comprendidas entre 123 y 240 litros por metros cuadrado, que contrasta con los valores del año anterior (entre 70 y 170).

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