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Bañarse con elefantes: una actividad de peligro para los turistas en Tailandia
El riesgo para los animales, para los turistas o el maltrato, principales amenazas del baño con elefantes

Varias personas bañan a un elefante
Tailandia es un país que llama mucha atención a los turistas y uno de sus principales atractivos es el baño con elefantes. Una experiencia única y de conexión con la naturaleza, pero que puede conllevar riesgos tanto para los propios paquidermos como para los humanos, como es el trágico caso de la vallisoletana Blanca Ojanguren.
Los animales que se encuentran en este tipo de centros de baño están domesticados, pero tienen un peligro evidente: su fuerza y tamaño. Un pequeño movimiento de un animal de estas características puede provocar una desgracia. Los paquidermos pueden actuar de manera agresiva en situaciones inesperadas como ruidos fuertes o movimientos bruscos. El estrés o su estado emocional puede provocar un comportamiento agresivo que afecte a los seres humanos.
El turismo con elefantes ha recogido críticas en Tailandia por las condiciones de vida de los animales. Para que sea una práctica segura para los visitantes, los elefantes, en muchos casos, se les somete a entrenamientos dolorosos con ganchos o varas. Este hábito se conoce como phajaan en el que se quita el espíritu salvaje y se les convierte en animales sumisos que siguen órdenes.
Las malas condiciones no se quedan ahí, también suelen tener largas jornadas laborales, lo que contribuye de forma negativa a su estrés físico y mental.
El riesgo también va más allá del humano y animal. La biodiversidad es otro factor a tener en cuenta: disminuye la población de elefantes salvajes y pone en riesgo su supervivencia en el entorno natural.
El trato habitual con el ser humano puede llevar aparejado un cambio en el comportamiento de los elefantes y dificultar su vuelta a la vida salvaje.