Diario de Valladolid

Lotería de Navidad 2024

El último Gordo de Valladolid ‘regó’ el campo

El número 50.076 repartió 12.500 millones de pesetas hace ya 40 años, con un premio que sonrió a la administración ‘Las Francesas’ y también a Caja Rural, que vendió la mayor parte del número en participaciones a agricultores de la provincia

El titular de la administración Las Francesas en la calle Santiago, Alfonso Cermeño, con una réplica del número 50.076 que salió en el Gordo de Navidad de 1984

El titular de la administración Las Francesas en la calle Santiago, Alfonso Cermeño, con una réplica del número 50.076 que salió en el Gordo de Navidad de 1984PHOTOGENIC

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Bola 20, alambre 8 de la séptima tabla y el número 50.076. Una combinación de cifras, imposibles de predecir, que allá por el año 1984 regaron la provincia de Valladolid con un montante de 12.500 millones de pesetas. Y digo ‘regaron’ no por casualidad o capricho, sino a razón de que un gran número de agricultores fueron los agraciados de aquella edición del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad. Así, aquellos campos que se mantenían en vilo por las futuras cosechas, con una previsión no muy halagüeña, vieron cómo los grifos volvían a funcionar por décimos que valían por un Premio Gordo.

Los tiempos cambian, se quiera o no. Si hoy las terminaciones que más gustan en el próximo Sorteo extraordinario de Lotería son en 7, 13, 69, 15 o en 17, además del 29, día de la DANA de Valencia; en las semanas que precedieron al último sorteo que convirtió a Valladolid en la envidia de España, esos números poco tenían que ver. Habría que ver entonces cómo eran las encuestas de antaño, con un sinfín de preferencias que podrían ir desde números de la suerte hasta fechas de cumpleaños. O también el año en el que se celebraba el sorteo, cuyos dos últimos dígitos suelen estar en la lista de favoritos de los participantes, como sería en el caso del 24 correspondiente al 2024, mientras el el 84 sería presumiblemente el elegido en aquella fecha llena de éxito.

Pero más allá de nuevas preferencias, lo que sí seguro ha variado a lo largo de los años son las opciones para elegir administración de lotería. Porque antes no había la misma oferta que ahora, con Valladolid pudiendo presumir de más de un centenar de puntos de venta. En 1984, en cambio, las administraciones no abundaban con tanta magnitud, siendo una de las más relevantes la ubicada en la calle Santiago y que se denominaba ‘Las Francesas’.

Al frente de la oficina se postró tres años antes Beatriz Álvarez, una joven lotera que rebasaba por solo dos años la mayoría de edad y que, como cualquier otro compañero de oficio, tenía el sueño de ver su calle repleta de felicidad tras repartir un Gordo de Navidad. Ella, evidentemente, no lo sabía, pero lo terminaría logrando para poner fin a una sequía de 163 años en Valladolid sin recibir el premio, cuando en el sorteo de diciembre de 1821 se vio agraciada por el número 08.364.

El maleficio lo rompería cuando los relojes marcaban las 11.45 horas del día 21, que no 22 como tradicionalmente se celebra el sorteo de Navidad de la Lotería Nacional. En esa ruptura de la norma encontró el premio la provincia de Valladolid, con los niños de San Ildefonso cantando el número 50.076 que escondía en su esfera hasta 12.500 millones de pesetas.

El gafe se había roto, pero Beatriz Álvarez todavía no era consciente de ello tras tantos y diferentes décimos vendidos antes del sorteo. De hecho, la prensa ya estaba en su oficina de la calle Santiago antes de que ella pudiese revisar si ella había sido, temporal y parcialmente, dueña de aquella fortuna. «Recuerdo que salió muy tarde el Gordo y pensábamos que no teníamos nada», dijo en una entrevista posterior que rememoraba este episodio.

Si la emoción le invadió el cuerpo por lo inesperado que resultaba repartir aquel premio, también lo hizo por quienes eran un gran número de los beneficiados: agricultores de Valladolid. Y es que, como ella mismo explicó, la entidad de Caja Rural Caja Rural vendió la mayor parte del 50.076 en participaciones de 200 pesetas entre sus empleados y clientes, lo que permitió que el montante de 12.500 millones se repartiese entre varios pueblos de la provincia. «Mucha gente que pasaba luego pasaba por aquí venía a darme las gracias, y por eso fue muy emocionante. y más con esa edad (20 años)», recordaba.

Villaló, Cuenca de Campos, Tordesillas, Campaspero, Íscar y pueblos de alrededor vieron cómo el 50.076 cambió la vida de cientos de sus vecinos que rezaban día tras día por contar con una buena cosecha que les solucionase el año, en vilo por la sequía. Pero, paradójicamente, el rescate llegó a través de un banco, mientras en la sede central de la Caja Rural de Valladolid, situada en plaza de Zorrilla, sus directivos y empleados también descorchaban el champán al ver sus cuentas aún más agrandadas.

Un número que pervive

Desde ese año 1984, ‘Las Francesas’ vio como su fama se acrecentaba, con visitas a la vitrina de Beatriz Álvarez como quien abría las puertas de un templo religioso. Fe y suerte se entremezclaban para ver de un nuevo premio del Gordo de Navidad, pero la fortuna se había acabado. Y así hasta que ella delegó su oficina en Alfonso Cermeño, actual propietario de esa administración.

Pese que desde hace siete años regenta ‘Las Francesas’, su unión con Beatriz todavía pervive, como si todavía quisiera ‘rascar’ algo la suerte que repartió en 1984. De hecho, todavía sigue vendiendo el número 50.076 en su establecimiento, comprado en una administración de Madrid para tener el billete físico. Pero este año no ha podido hacerlo. «Este año estoy de baja y no lo he traído como años anteriores», afirma.

Con o sin el ‘Gordo del 84’, Cermeño asegura que las ventas le han «sorprendido» este año. «Normalmente, en la campaña decimos que solemos empezar la última de octubre y ya con el encendido de luces es el boom. Pero este año llevamos desde prácticamente el 1 de octubre a full equip», resalta el lotero.

Si para él lo que nunca cambia es la «lotería viajera», con décimos de todas las provincias y con destacado cartel de agotado en aquellos salidos de Valencia, durante este año diferencia dos nuevos patrones: «hay más compra por parte de cada cliente» y «la subida de la venta online», rondando el 50% más que el pasado año.

Entre médicos y enfermeros, la ilusión no decae en Alfonso Cermeño, aún con el «sueño» dar un Gordo de Navidad como «Dios manda», como el del año 1984.

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