VIOLENCIA MACHISTA
Juicio en Valladolid por el crimen de Paloma e India: el asesino se enfrenta a prisión permanente
La vista con jurado del doble crimen arranca este miércoles en la Audiencia donde la Fiscalía y resto de acusaciones solicitan la prisión permanente por el asesinato de la niña y 25 años de cárcel por su madre
Arranca este miércoles uno de los juicios más esperados en Valladolid por la crueldad y la dureza de lo ocurrido aquella madrugada del 23 de enero en la que David Maroto asesinó a su pareja, Paloma Pinedo, de 45 años, y a la hija de esta, India L.P., de 8 años. El acusado se enfrenta a 25 años de cárcel por terminar con la vida de su pareja y a prisión permanente revisable por el crimen de la pequeña.
Tanto la Fiscalía de Valladolid, las tres acusaciones particulares (la familia de Paloma, la del padre de la menor y la de la Junta de Castilla y León) y la popular, ejercida por la Asociación Clara Campoamor, solicitan las mismas penas de prisión para el tudelano de 46 años. Todas las acusaciones le imputan dos delitos de asesinato, con la agravante de parentesco. A mayores de las penas de cárcel, también piden las correspondientes indemnizaciones y libertad vigilada durante ocho años tras cumplir la pena.
Este miércoles 10 de diciembre arrancará el juicio a las 9.00 horas en la Audiencia de Valladolid y finalizará el lunes día 16, es decir, en cuatro sesiones, donde se impartirá justicia por el crimen que conmocionó a toda una ciudad. El juicio se desarrollará por la modalidad de jurado y está previsto que se habiliten las tardes para que el lunes sus miembros puedan comenzar a deliberar y tener un veredicto el día 20, antes de las fiestas navideñas. El presidente de dicho jurado será Miguel Ángel de la Torre y el acusador público será Manuel Javato, fiscal delegado contra la Violencia sobre la Mujer en Valladolid. Por la sala pasarán 31 testigos, siete en la condición también de peritos y 12 peritos para un total de medio centenar de personas. Entre las testigos tendrán que acudir, y pasar el duro trance, las hermanas y la madre de Paloma; tías y abuela de India.
La Fiscalía narra en su escrito de conclusiones provisionales los hechos que llevaron a David Maroto al piso de Paseo Zorrilla 66 y las últimas horas de vida de las dos asesinadas.
El asesino confeso llevó a su hijo hasta Medina del Campo «para jugar un partido de fútbol». Posteriormente se trasladó a La Cistérniga tras devolver al menor «al domicilio materno». Estuvo con dos amigos suyos «tomando unas consumiciones» y después se trasladó al barrio de La Rondilla, «donde David permaneció una vez que sus acompañantes se marcharon dejándolo solo». En este punto, la Fiscalía remarca que el asesino confeso «no consumió drogas, ni estafa afectado por la ingesta cuando sus acompañantes se marcharon».
Tras abandonar el establecimiento acudió al domicilio del Paseo Zorrilla, la escena del crimen. Al no poder contactar con su pareja, «llamó insistentemente al interfono y posteriormente al timbre de la vivienda, siéndole finalmente abierta la puerta por Paloma, quien se levantó de la cama descalza y vistiendo una camiseta». Al entrar, la puerta quedó cerrada desde el interior, «quedando la llave puesta en la cerradura superior».
En este momento, ambos se trasladaron a la cocina:«Así las cosas, en un momento dado, se inició por motivos exactos no determinados, una fuerte discusión entre David y Paloma» y «sin que ella pudiera presagiar en modo alguno el ataque, dado la confianza generada por su relación de convivencia», derivó en «múltiples cuchilladas» contra ella.
Paloma intentó huir de la cocina, pero fue acorralada por su asesino que arremetió con «múltiples puñaladas en el cuello con diez heridas inciso-penetrantes», según detalla la Fiscalía. A mayores, también le propinó «múltiples puñaladas en el tórax», con siete heridas más, de todas ellas, «la que penetró en el tórax delantero a altura de la mama izquierda afectando al corazón», fue la causa de la muerte de Paloma Pinedo a los 45 años.
Ante esta discusión y debido a los gritos de su madre, India se despertó, salió de su habitación y fue testigo del brutal crimen. Tras ello, «corrió al pasillo hacia el dormitorio principal» para coger el móvil de empresa de su madre «con el que ella acostumbraba a jugar».
Con el dispositivo en la mano, consiguió llamar al 112 durante siete segundos. David Maroto interceptó dicha llamada y «con un cuchillo diferente» acudió al salón de la vivienda para «evitar que la niña lograra alertar telefónicamente de lo sucedido». Tras dos intentos fallidos, el tudelano consiguió acuchillar a la menor en la parte superior de la cabeza «sin que pudiese reaccionar ni defender de modo alguno». Después, le propinó cinco ataques más con heridas en la región torácica, la parte posterior del tórax y la región abdominal».