Diario de Valladolid

Liberadas dos mujeres, obligadas a prostituirse en un pueblo de Valladolid

Detenida la proxeneta, que las engañó prometiendo un falso empleo en hostelería para luego obligarlas a ejercer la prostitución en un club de alterne de la provincia

Imagen de un furgón de la Policía Nacional

Imagen de un furgón de la Policía NacionalE.M.

Publicado por
Miguel Á. Conde
Valladolid

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La Policía Nacional libera a dos víctimas de explotación sexual en un club de alterne de la provincia de Valladolid. Además, su proxeneta fue detenida por un delito de tráfico de seres humanos dentro del contexto de la operación 'Chamba'. Ya desde diciembre de 2023 la Unidad Contra las Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales de la Comisaría Provincial de Valladolid iniciaba una investigación. Las mujeres eran obligadas a no rechazar a ningún cliente e incluso eran presionadas para trabajar más. De esta manera, las víctimas eran captadas y engañadas por su explotadora en su país de origen, mediante una falsa promesa de un puesto de trabajo como "ganchos" para atraer clientes en un establecimiento de hostelería, y que consumieran bebidas alcohólicas sin saber que iban a ser explotadas sexualmente en un club de alterne. 

Las víctimas se encontraban en situación de necesidad y carecían de recursos económicos. Por lo que se vieron seducidas por la idea de poder prosperar en España, según confirma un comunicado de la Policía Nacional. La persona captadora se encargada de orquestar los viajes de las víctimas sufragando billetes de avión y proporcionándoles el dinero necesario para cubrir el viático. Además les proporcionada dinero par las estancias en hoteles a nombre de las propias mujeres, de manera que se justificaba el viaje con el objetivo de aparentar un viaje turístico como motivo del cruce de la frontera. Además, según confirma el comunicado, las mujeres eran aleccionadas previamente sobre lo que debían decir a las autoridades para no levantar sospechas. 

Cuando aterrizaron a España, la mujer las recogió y las trasladó personalmente al club, donde fueron informadas de que habían adquirido una deuda de 2.200 euros, y que esta subiría de manera exponencial si incumplían las normas de pago impuestas por el proxeneta.

Las víctimas eran obligadas a ejercer la prostitución para cubrir la deuda generada desde las 17.00 horas hasta la madrugada, extendiendo ese horario hasta las 4.30 horas de la mañana los fines de semana, asumiendo las tarifas y reglas impuestas por el propio club. Las normas de pago eran impuestas por su explotadora. Además, debido a la subjetividad de las mismas, las deudas contraídas subían exponencialmente. Las víctimas no llegaban a cubrir los pagos y debían aceptar su explotación sin obtener beneficio ninguno. Además, la propia explotadora vivía en el club, por lo que la libertad de movimiento de las explotadas estaba completamente restringida, incluyendo fuera de los horarios establecidos, siendo controladas constantemente y restringiendo completamente relaciones personales que pudieran facilitar su huída.

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