La asesora de Auvasa: "Hay poca conciencia de dejar el asiento prioritario a las personas mayores"

Parece un comportamiento de educación elemental, pero todavía hay quien no cede el asiento destinado en los autobuses a personas mayores o usuarios con alguna discapacidad. Lo pudo comprobar ayer Patricia Carrasco, la monitora de seguridad puesta por la empresa Auvasa para recordar a los viajeros de autobús urbano las medidas de seguridad y el adecuado comportamiento para evitar accidentes entre los usuarios de este medio de locomoción.

Tras las dos primeras horas como asesora de seguridad en la línea 1, la acogida de los usuarios fue buena en general, pero hubo de todo: desde quienes desconocían la campaña de Auvasa, que se mantendrá hasta el día 26, hasta los que no entendían para qué sirve.

En su primer día, Carrasco comprobó que todavía hay mucha gente que levanta la mano en la parada para recordar que está allí y que va a tomar el autobús, medida la mayoría de las veces innecesaria dado que lo habitual es que el conductor se percate de su presencia. Pero, ante esta escena tantas veces repetida, la monitora de Auvasa recuerda que en muchas ocasiones la persona que levanta la mano y está primera en la cola no ha sacado el bonobús o no tiene a mano el medio de pago. La consecuencia es que a veces tarda un poco en encontrar el bonobús «y se produce un pequeño bloqueo», la gente se impacienta y quiere pasar y es ahí donde puede producirse una caída. Es un pequeño detalle, en apariencia insignificante, «una norma de sentido común», señala Carrasco, pero que es necesario tener en cuenta y recordar, cada vez que se levanta la mano, que hay que tener siempre listo el bono o el medio de pago que se vaya a utilizar.

En este primer día, además de repartir los casi doscientos folletos que distribuirá cada jornada para recordar las medidas a tener en cuenta tanto antes de subir al autobús como durante el trayecto, la asesora de seguridad de Auvasa tuvo oportunidad de hablar con un buen número de personas mayores, uno de los colectivos que se mueve en autobús y que, por razones evidentes, pueden tener más riesgos de caída tanto al subir como al bajar del vehículo.

De hecho, una de las preocupaciones expresadas por muchos de estos usuarios de edad avanzada fue el miedo a caerse. «La gente mayor sí que se muestra preocupada por este aspecto», señaló Carrasco en medio de una pausa antes de subir de nuevo al autobús, y aprovechó para volver a recordar que a veces «hay poca concienciación de que los asientos prioritarios son para gente mayor».

Y qué usuario de autobús no ha sentido clavarse en su espalda, en especial en las horas de entrada o salida de los centros escolares, la mochila que lleva a cuestas un estudiante. Cuando el autobús va hasta arriba, en las horas punta, las mochilas a la espalda, además de molestas para los viajeros que están alrededor, reduce más el espacio ya escaso.

Quitarse la mochila de la espalda en estos casos parece también una medida de pura lógica, pero, como sucede con los asientos prioritarios, hay quien no la cumple y Carrasco sabe que tendrá que explicarlo también en los días que tiene por delante.

El trabajo de la monitora de seguridad se centrará en las líneas principales, las que concentran mayor número de accidentes entre los usuarios y también las que mayor número de viajeros transportan.

Entre los consejos de seguridad recogidos en los folletos que se repartirán durante la campaña uno, para el interior del autobús, recomienda no utilizar el móvil si el usuario no está bien sujeto en el vehículo, mientras otro recuerda que a l ahora de bajar hay que agarrarse «en todo momento» a los asideros próximos a la puerta.

Son también dos medidas elementales, pero son muchos los viajeros que incumplen la segunda, agarrarse a los asideros para bajar, una mínima precaución que evitaría muchas de las caídas que se producen al salir del vehículo.

Son pequeños detalles, pero importantes, que Patricia Carrasco se encargará de recordar.