Diario de Valladolid

DÍA MUNDIAL EN RECUERDO DE LAS VÍCTIMAS DE ACCIDENTES DE TRÁFICO

Estela y Noemí: más que las víctimas 10 y 49

Las familias de una joven vallisoletana y una segoviana ponen voz y rostro a una tragedia que no logra contenerse / En otro año negro para las carreteras de la Comunidad ya van 113 muertes en siniestros viales

Yolanda y Juan Carlos junto a una imagen de su hija Estela esta semana en Valladolid. -PHOTOGENIC

Yolanda y Juan Carlos junto a una imagen de su hija Estela esta semana en Valladolid. -PHOTOGENIC

Publicado por
Alicia Calvo
Valladolid

Creado:

Actualizado:

En su cocina, antes de marcharse de nuevo a la universidad, una vallisoletana de 18 años les pidió a sus padres «un abrazo a tres» . Se dio cuenta de que faltaba su perrita Kony y detuvo el momento, la cogió en brazos y la incluyó en lo que se convertiría en un abrazo a cuatro . Prometedora ciclista profesional, poco después un camión la arrolló en Salamanca convirtiendo ese abrazo en un amasijo de recuerdos del que es imposible rescatar a los padres de la décima víctima mortal de las carreteras de Castilla y León en 2023. Se llamaba, se llama, Estela.

Ese es el nombre de la hija afectuosa de Juan Carlos y Yolanda, de la novia de Hugo, de la amiga que tantos y tantas echan de menos, pero también el de la víctima número 10. Un año insoportable, otro más, en cuanto a accidentes de tráfico se refiere. 113 muertes por siniestros viales desde enero y hasta este sábado. Y todos sabemos que habrá más.

Estela Domínguez es mucho más que la víctima número 10, pero también figura como la víctima número 10 porque cada número da cuenta del fracaso colectivo y de la tragedia que hay detrás. Igual que Noemí Herranz , segoviana que murió en junio a los 28 años, ocupa el cuadragésimo noveno lugar en la estadística que cada año teje un mapa de desconsuelo y muerte y que hasta ahora -y no será por falta de intentarlo- no hay campaña de seguridad vial que consiga contener.

Los 113 fallecidos en Castilla y León (casi un millar en el conjunto del país) igualan prácticamente a los registrados en el mismo periodo de 2022. Un ejercicio que terminó con 136 muertos en las carreteras de la Comunidad (1.145 en España), un 42% más que en 2019, y solo por detrás de Andalucía y Cataluña, según la información facilitada por la Dirección General de Tráfico.

Ni Estela ni Noemí se conocían, una no llegó a cumplir los 19 y la otra los 29, pero el modus operandi de la muerte es dejar tras las víctimas a gente que sí que se conoce en lo esencial, aunque jamás coincidan. «Ya no se vive, se sobrevive, y porque tenemos otra hija», acierta a expresar Conchi , madre de Noemí, a la que el pueblo segoviano de Santa María de la Nieva recuerda con flores y con anécdotas que se repiten en conversaciones para no dejarla ir. «El dolor es hasta físico y la vida deja de tener sentido. Lo único que me hace levantar es ver la cara de mi otra niña. De un día para otro...», comenta con la voz entrecortada esta mujer mientras Ángel, el padre de la joven, asiente.

Estas palabras pronunciadas a un puñado de kilómetros, y las que no se dicen pero se intuyen, las comprende en Valladolid el matrimonio de Juan Carlos y Yolanda , que el pasado 7 de noviembre enmarcó las velas 1 y 9 que tendrían que haberse encendido para Estela y convive con su ausencia como puede. El tratamiento profesional, el psicólogo, ayuda en el día a día.

La joven vallisoletana estudiaba en Salamanca un grado de Recursos Humanos que compaginaba con sus entrenamientos porque «tenía cualidades para la bici» , esa que tantas alegrías le dio a ella y a su padre Juan Carlos, ex corredor profesional. Él no ha vuelto a subirse a una bicicleta, se lo impiden el miedo y los recuerdos.

Aquel jueves 9 de febrero, Estela hizo lo que tantos días. Al salir de la facultad, fue al piso compartido a comer un táper de su madre que descongeló la noche anterior, y salió a entrenar alrededor de las cuatro de la tarde. Cuando estaba de vuelta, a apenas un par de kilómetros para alcanzar su casa, se produjo el fatal atropello. Eran las seis y 31 minutos. En ese instante se paró un reloj para siempre. En él, el tiempo queda congelado y de él sólo permanece un oscuro concepto. 

Días después, cuando sus padres fueron a recoger su habitación encontraron dos notas recordatorios de Estela que no llegó a cumplir: ‘recoger la ropa tendida’ y ‘subrayar el temario de Hugo’ [su novio] , cuenta su padre. «Era muy generosa y responsable», presume Juan Carlos. «Se dice siempre de quien se va, pero de verdad era alegre, cariñosa y muy buena» , define su progenitor con «un nudo en la garganta». «Me duele porque la veía tan feliz... Bueno, me duele por todo. Te duele todos los días y va a ser una losa que nos acompañe».

Juan Carlos entrenó durante unos años a Estela, compartían su pasión por el ciclismo y, últimamente, por la música tecno que «al principio a ella no le gustaba, pero a la que después se aficionó». Con su madre la complicidad era tal que además de consultarle compras o cosas típicas, cuando regresaba al hogar pedía a veces a su padre que la dejara dormir con ella. «Eso que pasa de que se valora más lo de casa cuando no estás en ella. Como con la comida de puchero, lo mismo», apunta, recordando que veían vídeos del humorista berciano Leo Harlem y luego Estela repetía alguna de sus frases, como cuando le decían que comiera más lechuga. «Papá, de lo que come el grillo, poquillo, respondía. Y los tres reíamos».

Levantarse cada día y resistir es uno de los objetivos más inmediatos de esta familia; conseguir que menos gente pase por lo mismo que ellos, otro deseo, pero el fundamental consiste en dar un significado apropiado a la palabra «justicia». Permanecen a la espera de que la Fiscalía califique por qué delito acusa al culpable de la muerte de Estela y reclaman endurecer las penas para casos como el suyo. «Faltan medidas ejemplares a pesar de que quitar la vida a una persona es muy importante», asevera Juan Carlos. «No tiene perdón. El conductor del camión dice que fue el sol, que se deslumbró, pero el coche de atrás asegura que sí se la veía. Era una línea recta, iban en la misma dirección y tuvo que estar como 50 segundos sin prestar atención . Cierra los ojos 10 segundos y mira cuánto es. ¡Una barbaridad! Sé que él no salió decidido a matar a mi hija, pero la mató, con sus actos iba a por ella. Tiene que haber justicia y no descansaré hasta que la haya, Estela era una luchadora y no podemos dejar pasar esto como si no fuera nada», asevera Juan Carlos Domínguez.

Imagen de la joven Noemí Herranz que falleció en junio en un accidente en Segovia, cedida por la familia.

Imagen de la joven Noemí Herranz que falleció en junio en un accidente en Segovia, cedida por la familia.

En el pueblo segoviano de Santa María La Real de Nieva tienen muy presente a Noemí Herranz, la víctima número 49, que falleció un lunes de junio en un accidente en la N-601 por el que terminó debajo de un camión. «Perdimos a una hija y uno no está nunca preparado para eso», sentencia Ángel , otro padre con «la vida truncada» que guarda en la cartera la foto del carné de conducir de ella. «No se recupera uno», confiesa con el mismo pesar de Conchi, la madre de Noemí, «destrozada». «Sólo tenía 28 años y muchos planes que no podrá hacer», comenta Ángel pensando en la casa rural que ya no abrirá su pequeña, la mayor de dos hermanas, y para la que había almacenado algunos muebles. Monitora e historiadora por la Universidad de Salamanca, tampoco se presentará ya a la oposición que se preparaba para dar clase. El fatídico 19 de junio de este año se dirigía a Valladolid a por unos papeles precisamente de esa formación que le permitiría ejercer de profesora.

Aún en noviembre, Ángel teme que llegue diciembre. «Miedo me da la Navidad. Siempre hemos sido una familia muy unida y nos juntábamos todos, pero ya no estaremos todos nunca más», verbaliza sobre un sentimiento de pérdida universal que se acentúa en determinadas fechas señaladas.

Una ausencia por la misma naturaleza se replicará en más de un centenar de hogares nuevos este año. En León ha habido 24 muertes por accidente de tráfico en este ejercicio; en Burgos, 16; en Soria , 14, y en Salamanca , 13. Zamora , con 12 fallecidos, Valladolid y Ávila , con 11 cada una, y Segovia , con 10, completan una realidad de la que sale menos dañada Palencia , territorio que registró dos decesos en la carretera.  

Por lo que les ha sucedido y ante este drama incesante, Juan Carlos Domínguez presta más atención a otros conductores y alerta de los despistes. « La gente va con los teléfonos en la mano y escribe y lee WhatsApp sin darse cuenta de que un segundo puede ser la diferencia entre vivir o dejar de hacerlo», destaca y apunta también «al consumo de drogas y alcohol como un gran peligro a evitar». StopAccidentes , una organización sin ánimo de lucro fundada por familiares y amigos de víctimas de siniestros de tráfico, incide en que #NoSonNúmerosSonPersonas, como bien conocen quienes quieren a Estela y Noemí.  

El padre de la ciclista vallisoletana le escribió un WhatsApp que sabe que no podrá leer. No envió audio porque Estela le reñía cuando lo mandaba. «Papá, que en la universidad no puedo escucharlo...», le respondía. « Qué desconcierto. Es una locura tu ausencia [...] Si me pudieras oír te digo que nada en el mundo es parecido a tu amor [...] De haber sabido algo parecido nunca hubiéramos dejado que montases en bici y eso que sabemos que fue un desalmado el que te robó tu vida y la nuestra ».  113 víctimas. Contemplen las fotografías de la número 10 y la número 49. Sumen. El resultado no es numérico.

Los patinetes, accidentes al alza y lesiones «graves»

Su patinete terminó debajo del vehículo que lo atropelló en una de las calles más transitadas de Valladolid a principios de este mes. Este joven de 25 años no llevaba casco e ingresó en el hospital con lesiones «de gravedad». Su caso no es aislado, en Castilla y León se produce un accidente con patinete eléctrico cada dos días. Los siniestros con estos vehículos de movilidad personal (VMP) crecen a la par que prolifera su utilización mientras no todos los ciudadanos se han habituado aún a sus normas. Por lo general, su regulación carece de ordenanzas municipales y se ampara en una normativa nacional.

La Comunidad ya ha registrado en lo que va de año al menos 141 siniestros de este tipo con víctimas , ningún fallecido y 6 heridos hospitalizados, alrededor de un 13% más que en el mismo periodo del año anterior. A falta de poco más de un mes para entrar en 2024, ya casi se alcanzan los 144 que tuvieron lugar en todo 2022 en vías urbanas e interurbanas de las nueve provincias castellanas y leonesas.

Las fuerzas del orden y también desde el ámbito sanitario advierten de la importancia de cumplir rigurosamente la normativa y de llevar elementos de protección, como cascos, para evitar consecuencias de alcance en caso de producirse un suceso vial.

En un estudio publicado en la Revista Española de Cirugía y Ortopédica y Traumatología titulado ‘Accidente en patinete eléctrico: una nueva epidemia ’, sus autores, Karla Bascones, Tomás Maio Méndez y Federico Abraham Yáñez Siller, analizaron las historias de varios pacientes. En este trabajo reflejan cómo, tras popularizarse los patinetes eléctricos, estos «no dejan de ser una fuente de accidentes, muchas veces graves, generando nuevos problemas de salud pública y aumentando los costes de estas». Entre sus conclusiones figura que «comportan un incremento significativo de accidentes en población adulta joven», y agregan que «las lesiones que provocan pueden compararse con las vistas en accidentes de alta energía».

Valladolid es una de las provincias que más incidentes con VMP sufre porque ya van 70 en la ciudad por los 79 de todo el año pasado y los 62 de 2021. Esta misma semana otra mujer resultó herida en la capital vallisoletana tras chocar su patinete con un turismo.

Motoristas, peatones y ciclistas

Otro colectivo en el punto de mira por su vulnerabilidad sigue siendo el de los motoristas . Desde enero hasta octubre han fallecido 19 personas y otras 75 tuvieron que ser hospitalizadas, según los datos provisionales que maneja la Dirección General de Tráfico. Una tendencia al alza preocupante: un 35% más de motoristas fallecidos respecto a las mismas fechas del año anterior, cuando hubo que lamentar 14 muertes, que ascendieron a 16 al terminar diciembre.

También vulnerables , peatones y ciclistas, sufren los estragos de la carretera. Además de la joven vallisoletana Estela Domínguez, otros tres amantes de la bici se han dejado la vida en el asfalto este mismo año ; mientras que seis peatones murieron al ser atropellados en distintos puntos de Castilla y León. El padre de Estela hace un llamamiento público con el convencimiento de que con que alguna persona le haga caso su mensaje ya sirve. Eso de que cada uno aporta su grano de arena, pues ahí va uno de los que él ofrece. Pide que «quien salga a la carretera en cualquier tipo de vehículo piense en que en otro vehículo va una vida. Que en ese patinete o en esa bici va alguien que podría ser su hija, su hermano...». Por ello, ruega que se traten de «evitar distracciones», como las derivadas del uso del teléfono.

Stop Accidentes, además de poner el foco en las víctimas y en las familias, recordando que tras cada cifra hay una historia vital, insta a «suprimir la palabra imprudente del Código Penal cuando se refiere a un homicidio del tráfico». «La persona que provoca un siniestro vial con exceso de velocidad, ebria, drogada etc. lo hace a conciencia y comete un homicidio vial» , defiende.

La N-122, una ratonera con una veintena de fallecidos en 4 años

Es una carretera altamente peligrosa y la elevada cantidad de siniestros viales que acumula lo evidencian. Una veintena de vidas segadas en una carretera encallada en la burocracia que debía ceder su tráfico a una autovía proyectada para coser Castilla y León, pero que apenas cuenta con partidas presupuestarias. La Autovía del Duero, la A-11 , está lejos de ser una realidad en la Comunidad, pese a las alarmantes circunstancias de una carretera nacional convertida en una ratonera. Alrededor de 20 víctimas mortales deja desde 2019 esta vía que cruza Castilla y León. Los últimos, dos militares que el pasado octubre fallecieron a la altura de la soriana Langa de Duero, cuando el camión en el que circulaban se salió de la carretera en dirección Valladolid y se despeñó por un talud de unos seis metros de altura: Iván Mejuto y Raúl Molina, este último perdió la vida días después en el hospital de Burgos en el que permanecía ingresado. Dos nombres más grabados en el asfalto de esta carretera donde la vida se desprecia de presupuesto en presupuesto.

tracking