La arquitectura del vino en Valladolid

1. Valdemojas

2. Protos

3. Pago de Carraojevas

4. Qumrán

5. Abadía Retuerta

6. Cepa 21

7.  Otros enclaves

Son arquitecturas de buena cepa; construcciones que custodian una tierra fértil, donde las vides acarician el horizonte; estructuras innovadoras que más allá de ser meros almacenes de barricas se elevan como auténticas obras de arte, rindiendo homenaje al espíritu del vino y revelando una nueva dimensión en la creación arquitectónica. En Valladolid, el vino y la arquitectura convergen en una simbiosis cautivadora . A las elaboraciones que entran por la boca se suman las bodegas que deslumbran la mirada. Reclamos turísticos con opinión propia que envuelven un legado de siglos con un halo vanguardista. 

Una fiebre que comenzó en los 90, pero que ahora se ha consolidado haciendo las delicias de los amantes de las elaboraciones con personalidad y de los enclaves con líneas innovadoras y sostenibles. Prueba de ello son las diferentes bodegas que existen en la provincia vallisoletana. Responden a la perfección a las peticiones de visitantes exigentes que, aparte de disfrutar de un vino que se adueña del paladar, quieren sumergirse en un enoturismo donde las siluetas, las formas, los materiales y los colores se convierten en los protagonistas de la visita . 

Diseñada por las arquitectas Ana Agag y Silvia Paredes, formadas en los estudios de Foster&Partners , dirigidos por Lord Norman Foster, premio Pritzker de Arquitectura en 1999, es un ejemplo de integración paisajística y eficiencia energética. Se trata de un edificio semienterrado que se adapta al terreno y que aprovecha las condiciones naturales para preservar las cualidades de la uva y del vino. La bodega, único proyecto español finalista en los premios de arquitectura Architizer A+ en Estados Unidos, se compone de dos zonas principales : el lagar, donde se realiza la fermentación en depósitos de hormigón; y la sala de barricas, en la que se lleva a cabo la crianza en roble francés bajo una bóveda de ladrillo tradicional. 

Este proyecto familiar que nació en 2011 con el objetivo de elaborar vinos de calidad a partir de un único patrimonio vinícola: el pago de Valdemonjas, situado en el corazón de la Milla de Oro de la Ribera del Duero, en Quintanilla de Arriba, cuenta con nueve hectáreas de viñedo propio, plantado con la variedad tempranillo o tinto fino, que se divide en nueve terruños diferentes según la composición del suelo, la altitud y la orientación. Cada terruño se vendimia y se vinifica por separado, dando lugar a vinos singulares que expresan la personalidad de cada parcela .

Otro punto destacado de este enclave es su apuesta por una viticultura ecológica y sostenible, respetuosa con el medio ambiente y con las generaciones futuras. Para ello, utiliza técnicas como el laboreo mecánico, el abonado orgánico, el control biológico de plagas o la cubierta vegetal. De igual forma, genera su propia energía mediante placas solares, recupera el agua de lluvia y minimiza su huella de carbono .

Los visitantes pueden sumergirse en una experiencia ecoturística en la que conocerán su filosofía, sus instalaciones y, por supuesto, sus elaboraciones. Se puede recorrer el viñedo, el lagar y la sala de barricas, así como realizar una cata de vinos. Además, si te estás planteando casarte, puedes hacerlo allí, y con unas vistas privilegiadas al castillo de Peñafiel.

A los pies del castillo de Peñafiel , icono de la Ribera del Duero y sede también del Museo Provincial del Vino, está uno de esos enclaves que no puedes perderte. ¿Por qué? Combina tradición e innovación. Cuenta con una bodega histórica excavada bajo la montaña , donde se conservan las elaboraciones más antiguas y se puede apreciar el legado de sus fundadores. También dispone de una bodega moderna diseñada por el arquitecto británico Richard Rogers , ganador del Premio Pritzker de Arquitectura, y el español Alonso Balaguer, que se caracteriza por su espectacular cubierta ondulada de madera y acero, que simboliza las barricas y las botellas de vino.

Ofrece una experiencia enoturística única , que permite conocer sus instalaciones, su proceso de elaboración y su historia, así como degustar sus vinos tintos, blancos, rosados y ecológicos. Además, cuenta con un espacio gastronómico llamado Ágora de Protos, donde se puede disfrutar de la cocina local maridada con sus vinos. Está enclavado en un edificio histórico, en el de la primera bodega que los once visionarios de este lugar pusieron en marcha en 1927 . Según el diario New York Times, Protos es uno de los destinos favoritos para visitar en España. 

Juega a transmitir la esencia de las bodegas de una manera más indirecta , empleando en la fachada, un color que hace referencia al vino. Estas instalaciones, obra de Fernando Zaparaín y Eduardo García, arquitectos de Amas4 Arquitectura, están situadas en Peñafiel. Superan los 26.000 metros cuadrados , con preciosas plazas exteriores y una vanguardista edificación desde donde se divisan vistas incomparables al viñedo, al valle Botijas y al castillo de Peñafiel.  

El estudio de arquitectura, según reconocen en numerosas entrevistas, siempre quiso dar una importancia capital a la luz y la integración con el entorno. Las personas que trabajan en elaboración, producción y embotellado disfrutan de espacios diáfanos que reciben luz natural indirecta para facilitar su trabajo y eliminar esa connotación de oscuridad que se suele tener de una bodega.

Por tanto, fusiona tradición con vanguardia . Como señalan en su página web, es un lugar único con unas condiciones singulares que se reflejan en cada botella. Esta bodega surgió como respuesta a la aspiración de José María Ruiz de conseguir un gran vino en una de las zonas con más potencial del momento. Ahora la segunda generación, Pedro Ruiz, traza nuevos retos que miran a la sostenibilidad, la innovación y el enoturismo desde la transparencia y la honestidad. 

Es un edificio concebido como una colina en Padilla de Duero. La arquitectura integrada y eficiente minimiza el impacto visual y ambiental . ¿Cómo? Konkrit Blu Arquitectura aprovechó el desnivel de la parcela para enterrar de manera parcial el edificio, que se mimetiza con el paisaje gracias al uso del hormigón, que se posiciona en un lugar privilegiado, puesto que es el único material que se utiliza. 

La bodega cuenta con varias hectáreas de viñedo, plantado con la variedad tempranillo o tinto fino, que se adapta a las condiciones climáticas y edáficas de la zona . Las viñas se trabajan con criterios ecológicos y sostenibles, respetando el equilibrio natural y buscando la máxima expresión del terroir. Es un espacio que se funde con el paisaje , venerando su esencia y su historia. Un enclave que invita a descubrir la autenticidad de la Ribera del Duero. 

A esto se suma un punto muy interesante. Y es que a los pies de la bodega se extiende el yacimiento arqueológico vacceo, población que data del siglo IV a.C. , y donde se han encontrado vestigios relacionados con el consumo del vino, además de importantes hallazgos de nuestros ancestros.

Esta bodega está dominada por una impresionante abadía del siglo XII. El conjunto cuenta con un refectorio, la cueva de los monjes, la sala capitular, la iglesia, la sacristía y la hospedería, convertida en uno de los mejores hoteles del mundo. Recorrer este lugar es transportarte a otra época . En cada rincón el tiempo se para y la vida se siente, a la vez que la historia trasciende y prevalece. Tradición y cultura permanecen intactas . 

Situada en el centro de la Milla de Oro vitivinícola española, entre Tudela y Peñafiel, a orillas del Duero , es una de las bodegas más prestigiosas. La dirección de este enclave está, desde sus orígenes, en manos de su alma mater, Pascal Delbeck, enólogo de prestigio internacional. Otra peculiaridad es que su vendimia se realiza de manera manual. 

En Castrillo de Duero emerge una bodega, obra de Alberto Sainz de Aja y José Manuel Barrio , de la firma BSA Proyecta. Se trata de una instalación caracterizada por su diseño minimalista y funcional, con pirámides de zinc en la cubierta, que pretende responder a la esencia del vino elaborado por la familia Moro. Fusiona la experiencia vitivinícola de toda la vida con una arquitectura moderna y vanguardista. Toda la bodega está equipada con la más alta tecnología para lograr la mayor calidad en todo el proceso y la elaboración de los mejores vinos. 

Otros rincones que también merecen una mención especial son la ampliación de la bodega Belondrade en La Seca, obra de Grijalba Arquitectos . En concreto, estos profesionales se centraron en la sala de barricas, que se organizó como una nave longitudinal con espacio de almacenamiento de barricas en disposición este-oeste. El edificio proyectado se sitúa paralelamente al camino de servicio con acceso directo al almacén agrícola y cuenta con un patio de barricas que conduce a la nave principal y a un área de trabajo formado por un laboratorio, sala de calderas y aseos.

Otro proyecto interesante es la Bodega Beronia Rueda . Se trata de un lugar creado por Gonzalo Tello. ¿Por qué es característico? Es un diseño respetuoso con el medio ambiente que, además, busca responder a todas las necesidades de producción de vinos blancos de alta calidad. Por tanto, incorpora las últimas tecnologías en el campo de la enología. Proyecta una imagen a la vanguardia a la altura de los vinos que elabora. 

El cierre lo pone un enclave que no es vallisoletano, pero pone el broche perfecto a la arquitectura vitivinícola, ya que comparte con ella el principal denominador común estar en plena Ribera del Duero. Prueba de ellos son los templos situados en Burgos, como son Bodegas Portia, en Gumiel de Izán; Bodegas Buezo, en la denominación de origen Arlanza, o Bodegas Valduero , constituidas por tres túneles excavados bajo una montaña, que, según reconocen sus propietarios, fusionan la arquitectura local con las necesidades de los productores de vino.