Diario de Valladolid

Obituario | Jesús Sánchez Martín. Hermano Marista

Una vida excepcional de Tamames a África

El Hermano Marista Jesús Sánchez Martín, Chuchi, un hombre excepcional, ha fallecido a los 87 años, dejando tras de sí un listado de incontables personas a las que ha impactado y ayudado en España y en Angola, su segundo ‘pueblo’ de nacimiento.

Jesús Sánchez Martín, junto a varios jóvenes angoleños. / EM

Jesús Sánchez Martín, junto a varios jóvenes angoleños. / EM

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Pilar Sáchez García | Valladolid
Valladolid

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En la casa de la plaza de Tamames le prometió a su madre, Anita, que él aplazaría su sueño más deseado hasta que ella falleciera. El obediente hijo, que adoraba a su madre, cumplió paciente ese pacto y pospuso el que, sin duda, era el viaje de su vida y su destino vital: África.  Casi 40 años después, regresaba de urgencia en un vuelo desde Angola a España , exhausto, agotado, con una pequeña bolsa con ropa de cambio como únicas pertenencias y con una vida plena en su interior.

El Hermano Marista Jesús Sánchez Martín , ' Chuchi ', un hombre excepcional, ha fallecido a los 87 años, dejando tras de sí un listado de incontables personas a las que ha impactado y ayudado en España y en Angola, su segundo ‘pueblo’ de nacimiento . Ante su fallecimiento llegan estos días mensajes desde Malawi y Luanda: «Las clases se paralizaron, hubo muchas oraciones y la gente lloraba... fue muy conmovedor y triste».

En Luanda , donde era profundamente querido y admirado, le lloran porque han conocido su empeño por formar a profesores africanos, convencido de que es la Educación, con mayúsculas, el primer motor transformador de una persona, de un país y de un continente. Un religioso de corazón, impulsor de los cambios que proponía en la Iglesia el Concilio Vaticano II, que hablaba de pedagogía constantemente, un físico de formación que siempre buscaba la conexión real con las personas.

Jesús Sánchez , en un torneo de ajedrez en el colegio Marista de Luanda. / EM

Jesús Sánchez , en un torneo de ajedrez en el colegio Marista de Luanda. / EM

Jesús Sánchez Martín nació en el año de la Guerra en el pueblo salmantino de Tamames. Hijo de Ana Martín y Andrés Sánchez Redondo, fabricante de mantas y textil de punto, formaba parte de una familia numerosa de ocho hijos . Un niño de buen corazón que compartía bocadillos en la España de la posguerra; un joven seguro e impetuoso que a los 12 años ya era seminarista en Tui (Pontevedra); un estudiante brillante, curioso hasta el final, formado en Magisterio y Licenciado en Ciencias Físicas.

Deja tras de sí un rastro de trabajo incansable, exigente y autoexigente, voluntarioso y de gran valía pedagógica como profesor desde el año 1955 en los diferentes colegios de Castilla y León de su congregación Maristas Champagnat, donde no dejó indiferente a los alumnos de colegios como San José en León, La Inmaculada en Valladolid, Maristas de Salamanca, Palencia y Burgos, como profesor y director.

En el año 1983, justo hace ahora 40 años, pudo cumplir el pacto que hizo con su madre y se marchó a Lobito (Angola)  en su primer destino como misionero donde comenzó su aventura vital, e inició un trabajo educativo titánico que ya no abandonaría. Con discreción lograba movilizar a familiares, Hermanos y amigos españoles para enviar dinero, ropa, calzado y medicinas que le llegaban en barco. Recibía ayuda sin apenas pedirla.

Entre los años 88 y 94 regresó a España para ocupar el puesto de Provincial , desplegando sus mejores dotes de gestor y líder de equipos, creativo y ‘cabezota’, al impulsar proyectos. Pero su corazón y su mente estaban en África. Regresó en el año 1994 a su destino definitivo, la capital de Angola, Luanda , como profesor, director y administrador de un colegio que ha mantenido con una media de 70 alumnos . Él era el único Marista español ahora en Angola, donde compartía labor con siete hermanos angoleños y uno brasileño. Su obsesión era dejar todo en marcha con profesores africanos al frente y lo ha logrado.

Jesús Sánchez, a la derecha, con el equipo de profesores del colegio Marista en Luanda (Angola). / EM

Jesús Sánchez, a la derecha, con el equipo de profesores del colegio Marista en Luanda (Angola). / EM

La pasión por el compromiso social era su brújula. Además de sus múltiples tareas sociales en Angola, colaboró en la fundación del Proyecto Hombre en Burgos e ideó la fundación de la ONGD SED para toda España. Era su socio número uno.

Sus visitas a España eran cortas, la atracción de su misión era tan potente que quería volver de inmediato. Siempre hacía un esfuerzo para ver a familiares y amigos repartidos por toda España. Llegaba a nuestras casas con sus sandalias con calcetines en pleno invierno sin dejar que le compráramos zapatos. Comprendimos que él caminaba protegido de las inclemencias con su generosidad y autenticidad, con una sonrisa limpia en la cara , mirando a los ojos con una escucha interesada siempre en la historia del otro.

Pocas veces se dejaba preguntar, respondía alguna cuestión concreta sobre sí mismo, pero rápido desviaba la atención hacia su interlocutor. Por eso, los familiares de España, sabemos poco de los detalles de su labor y vida en África. Sí sabemos que construyó una comunidad educativa de cientos de maestros angoleños que ahora enseñan por tierras africanas; que ayudó a familias enteras con problemas reales de supervivencia; que viajó a Ruanda en los peores momentos de la masacre entre Hutus y Tutsis, rescatando el cuerpo y el alma de personas torturadas…

- Tío, me gustaría escribir un libro con tu historia, le pedí varias veces.

- ¡No, maja no, para qué! contestaba siempre con su apegada humildad.

Seguro que tampoco querría este obituario.

Sus cenizas se han depositado en el cementerio vallisoletano de El Salvador justo en este año 2023, el de la implosión de la Inteligencia Artificial, dejándonos a quienes le conocimos el ‘pellizco’ de una humanidad inteligente, excepcional, que nos recuerda, ya para siempre, que las personas importan.

D.E.P.

Pilar Sánchez es periodista y profesora Titular de Periodismo
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