Diario de Valladolid

Valladolid dirá adiós a Serrat en un Pisuerga lleno

El artista agota las localidades del último concierto que dará en Castilla y León

Joan Manuel Serrat.- SONY MUSIC

Joan Manuel Serrat.- SONY MUSIC

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E. M. | VALLADOLID
Valladolid

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Con la gira ‘El vicio de cantar’ encarando ya su recta final, Joan Manuel Serrat (Barcelona, 1943) se despedirá este sábado del público vallisoletano como se merece, con todo el papel vendido, con el Polideportivo Pisuerga lleno a reventar. Será, si el  noi del Poble Sec no cambia de opinión, el último de sus conciertos en Castilla y León. Sin duda alguna, una fecha para el recuerdo. 

 Ya solo le quedarán sus actuaciones en Donostia, Zaragoza, Madrid y Barcelona, incluyendo un tour –del 21 de octubre al 29 de noviembre– por México, Argentina, Venezuela, Ecuador, Perú y Uruguay, para bajarse de los escenarios de forma definitiva.

Y qué mejor que acudir a las palabras del propio poeta, cantautor y músico para acercarnos a su sentir. «Es un gusto tenerles a todos por aquí, poderles dar las gracias personalmente por acompañarnos hoy como lo han hecho en tantas y tantas ocasiones. He venido a despedirme de ustedes y lo hago de una manera, como corresponde: es decir, personal y amorosamente», bromeaba el legendario artista el pasado mes de junio en Murcia –donde daba comienzo la parte española de una gira que arrancó en abril en el Beacon Theatre de Nueva York–, nada más interpretar su primera canción, Dale que dale. 

«Pero, este, a pesar de ser un concierto de mi despedida, no es mi último concierto. Al menos eso espero. En el caso, no deseado, de que el concierto no llegase al final, siempre podrán presumir ustedes: ‘Yo estuve allí, yo lo vi caer’. De modo que, en previsión, guarden ustedes las entradas. No se les va a devolver un duro, pero podrán certificar su presencia en el magno acontecimiento», continuó un Serrat que desde el primer segundo ya tenía al público entregado. «Damas, caballeros... y neutrales. Esta es una fiesta de despedida», concluyó antes de invitar a «dejar a un lado la nostalgia» para pensar que «de aquí en adelante, todo es futuro».

Pero cómo no caer en esa nostalgia cuando van cayendo, una tras otra, canciones que nos han acompañado en tantos y tantos momentos: Señora, Lucía, No hago otra cosa que pensar en ti, Algo personal, Las nanas de la cebolla, Para la Libertad, Hoy puede ser un gran dia, Es caprichoso el azar, Tu nombre me sabe a hierba,  Aquellas pequeñas cosas, Mediterráneo o Penélope. Cuántos no hubieran dado un brazo por haber firmado, si quiera, uno solo de esos clásicos, hitos incuestionables de un cancionero monumental.

Y en ese futuro, quién sabe, quizá no falten nuevas canciones, nuevos discos de un artista que ya ha anunciado su intención de seguir componiendo en casa.

Lejos quedan ya sus comienzos. Sus primeros pasos en la música los dio con tres compañeros de la universidad. En 1964 debutó en Radio Barcelona, en el programa Radio-Scope cuyo presentador, Salvador Escamilla, no dudó en recomendarlo a Edigsa, una incipiente editora discográfica catalana con la que grabará sus primeras canciones. Se integró en el movimiento de la Nova Cançó Catalana, formando parte de Els Setze Jutges, un colectivo que, desde el terreno de la música popular, abogaba por la recuperación de la lengua y la cultura catalana.

Desde sus primeras canciones se convierte en un éxito y en 1967 el fenómeno Serrat, cantando en catalán, salta al resto de España. Canciones como Cançó de matinada y Paraules d’amor le convierten en el número uno en ventas. Vivió su primer pulso con el franquismo al negarse a participar en Eurovisión si no podía cantar en catalán. En 1975, tuvo que exiliarse en México tras cargar contra el dictador, que acababa de fusilar a cinco combatientes antifranquistas. Posteriormente tendría enfrentamiento con los regímenes militares de Chile, Uruguay y Argentina, países a los que no regresaría hasta años después con la recuperación de sus respectivas democracias.

Desde su irrupción en el mundo de la música, Serrat no ha dejado de escribir canciones, grabar discos y hacer giras en los más variados formatos, desde orquestas sinfónicas hasta la intimidad de piano, guitarra y voz, alternando su condición de cantautor con la eficaz musicalización de poemas de autores como Antonio Machado, Miguel Hernández y Mario Benedetti.

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