Diario de Valladolid

Ferreira será el número dos de Puente en el PSOE de Valladolid para elevar la presión sobre Íscar

El portavoz socialista en la Diputación y concejal de Simancas será el secretario de Organización del nuevo PSOE vallisoletano, endurecerá la oposición al PP y se encargará del día a día en el partido

Oscar Puente y Francisco Ferreira en una imagen de archivo.

Oscar Puente y Francisco Ferreira en una imagen de archivo.

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P. R. L. | VALLADOLID
Valladolid

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Óscar Puente lleva semanas armando el equipo que le escoltará en su inminente aventura al frente del PSOE de Valladolid. Su lugarteniente lo tiene claro. Es más, lo tenía claro cuando decidió embarcarse en esta aventura orgánica no exenta de riesgo.

El puesto de secretario de Organización, el que será mano derecha del regidor vallisoletano, está adjudicado desde hace más de un mes al portavoz socialista en la Diputación y concejal de Simancas, Francisco Ferreira Cunquero (Salamanca, 1963), según ha podio saber El Mundo de fuentes del PSOE.

La elección no es arbitraria. Puente quiere ejercer un férreo control sobre la acción del presidente del PP y la Diputación, Conrado Íscar. Endurecer la presión sobre el PP a través de la acción y la tensión dentro del PSOE. El objetivo es que el PP sienta la incomodidad de una oposición dura y punzante allí donde gobierna, porque en el entorno de Puente entienden que «el PP campa a sus anchas porque no hay ni control, ni crítica ni oposición en los lugares que tiene el mando». Hace ya tiempo que se acabó la cordialidad institucional en el Palacio de Pimentel. Especialmente en el último año a raíz del conflicto con los bomberos entre los gobiernos de la Diputación y del consistorio capitalino.

Íscar y Puente han decidido confrontarse en un cruce de caminos fijado para las elecciones municipales de 2023. Uno de ellos puede acabar en la lona. O ambos seguir erguidos en sus instituciones. 

El secretario general de PP, el todopoderoso Teo García Egea, con quien Íscar mantiene un fluida relación, marcó al presidente de los populares en el congreso del pasado mes de marzo en el que el de Matapozuelos sustituyó a Jesús Julio Carnero, el reto de recuperar Valladolid para el PP. Valladolid siempre ha sido un símbolo para los populares tras 20 años de gobierno ininterrumpido de Javier León de la Riva. Y el PP quiere que vuelva a su alforja electoral. El reto es batir a Puente. Por tierra, mar y aire. Entre otras cosas, porque se ha convertido en el estandarte del PSOE regional. Gobierna la segunda institución más importante de la Comunidad después de la Junta.

Y el propio Puente, provocado por los populares, ha sido el que se ha autoimpuesto asaltar la Diputación que lleva casi toda la vida en manos del PP. Precisamente en esa estrategia juega un papel determinante Ferreira, abogado laboralista, que sucedió a Teresa López en la portavocía de la Diputación al principio del mandato. Y lo hizo con el respaldo decidido de Puente, que todo lo gobierna en el PSOE de Valladolid, aunque todavía no ostente la Secretaría General, todavía en manos de Manuel Escarda, a quien el mismo Puente aupó al frente del partido tras la crisis desatada con Teresa López, cuya caída el mismo Puente se encargó de alentar.

Ferreira se encargará directamente de ser el ‘perro de presa’ de Conrado Íscar. Ya lo está siendo en asuntos como el de los bomberos, cuyo caso ha llevado al Consejo de Cuentas para que Medina contribuya a pagar su parte correspondiente del servicio como marca la normativa.

Puente quiere con Ferreira fundamentalmente un partido que le defienda de los ataques que sufre por parte del PP. Ha vivido episodios en los que se ha encontrado con el silencio por compañía en la etapa de Escarda. Pero también un partido que, como el PP, ejerza el control, la oposición y la crítica a los populares allá donde gobiernan, especialmente en el Palacio de Pimentel. Hasta ahora eso no ha existido, primero por la complacencia que siempre reinó en la era Teresa López con el anterior mandatario provincial, Jesús Julio Carnero, y luego por la desidia en la etapa de su sucesor, que ha estado completamente desaparecido de la política vallisoletana, pese a que su principal baluarte, Puente, ha sufrido duros ataques del PP a cuenta de sus deslices personales y vacacionales vinculados con su actividad como alcalde. Primero fueron las vacaciones en el yate del amigo con el que el Ayuntamiento contrató mascarillas al inicio de la pandemia y luego el Mercedes todoterreno que el regidor se llevó de vacaciones sin saber que pertenecía a Recoletas, una conocida conglomeración empresarial de Valladolid. En esos momentos duros no existió Partido Socialista para hacer de dique de contención, tal y como expresan con amargura colaboradores del propio regidor.

El 19 de diciembre, el mandatario vallisoletano quiere que eso cambie radicalmente con la vista puesta en las elecciones de dentro de año y medio. Quiere que de ese XVI congreso de PSOE de Valladolid salga un equipo dispuesto a dar batalla para intentar el nada sencillo objetivo de conquistar la Diputación. Y no un PSOE que siga viviendo de los réditos que proporciona el propio Puente desde su atalaya de la Alcaldía de Valladolid.

Vienen curvas en la política pucelana. Y el ya virtual secretario del PSOE Valladolid es consciente. Lo ha sufrido en sus carnes con el ‘caso yate’. Sabe que es la pieza a batir por los populares, no sólo de Valladolid, también de Castilla y León, entre otras cosas porque si el PP quiere recuperar la senda de las grandes mayorías en Castilla y León, Pucela es el bastión esencial. Es el que aporta más votos y más procuradores a las Cortes regionales.

De hecho la visibilidad de la oposición como partido no la ha encarnado Escarda, sino Ferreira. Puente conoce a Ferreira desde hace más de 20 años en el partido. «Es de plena confianza y lealtad», ha reconocido en su círculo más cercano.

Puente, que salió de la ejecutiva federal en el último congreso de Valencia, tendrá que ser ratificado como secretario provincial. Y el congreso tendrá que mostrar el respaldo a la ejecutiva que él elija. Aunque no lo reconozca públicamente le hubiera gustado seguir en el núcleo duro de Pedro Sánchez en Ferraz, aunque no fuera como portavoz, cargo que apenas ejerció de hecho un semestre.

El asalto a la secretaría provincial de Valladolid fue una excusa, pero también una necesidad para Puente. Una excusa para justificar su salida de la ejecutiva federal y una necesidad por no quedarse huérfano de territorio orgánico por si vinieran mal dadas.

Lo cierto es que la continuidad de Escarda estaba descartada y había surgido en verano una corriente que apostaba por la viceportavoz en las Cortes, la emergente Patricia Gómez Urban, ascendida en el último congreso regional celebrado en Burgos a la Secretaría de Igualdad del equipo de Luis Tudanca. La aparición de Puente en escena disipó cualquier contienda. Y tanto Urban como Escarda tardaron segundos en aparcar sus aspiraciones por hacerse con el control del partido y ponerse a disposición del que será su jefe de derecho en el socialismo pucelano, porque de hecho ya lo era. 

una vicesecretaria

Óscar Puente hilvana su equipo a falta de diez dias para el congreso que lo ponga al frente del aparato socialista. Contará con una vicesecretaria, como número dos. Al estilo Pedro Sánchez. Busca alguien con fuerza y presencia social que atraiga simpatías y votos. Lo lleva con sigilo y no suelta prenda de quién es la elegida a la espera de contar con la confirmación de la persona que quiere junto a él en esta nueva andadura a la presidencia y número dos. 

Pero el día a día del partido estará en manos de Ferreira, un abogado laboralista que ha trabajado para UGT hasta su llegada a la Diputación como portavoz. Estos dos años le han dado experiencia y, sobre todo, conocimiento de la provincia para desarrollar el plan que tiene Puente de cara a conquistar la Diputación.

Aunque se van a encontrar de frente con Conrado Íscar. Nadie como él conoce la política provincial y tiene tanto control sobre lo que ocurre en cada rincón político de los municipios vallisoletanos. Eso lo trae en la mochila de su etapa como número dos de Carnero en el partido, además de ser un incansable que dedica jornadas de 14 horas diarias a la Diputación y al PP, haga sol o caigan chuzos de punta, sea laborable o festivo.

Se abre un tiempo distinto en la política vallisoletana, donde por primera vez los líderes de los dos principales partidos ansían arrebatarle al contrario sus posesiones políticas: la Diputación y el Ayuntamiento de Valladolid en juego en una dura pugna que endurecerá y encrespará más la política vallisoletana en el año y medio que resta para las elecciones. La batalla por la capital y el alfoz será el epicentro de la confrontación. 

Ante esto y a la vista de la vehemencia de los postulados de Puente y de Íscar se abren dos escenarios. Oque uno de los dos púgiles acabe con su futuro político en la lona. Ounas tablas que permitan la supervivencia de ambos. El combate está servido.

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