Diario de Valladolid

Blázquez: «Ni confinados por el miedo ni atrevimientos insensatos»

El arzobispo de Valladolid apela a la «responsabilidad de todos» para evitar contagios

El cardenal arzobispo Ricardo Blázquez y los asistentes a la misa funeral en memoria de las víctimas del Covid, ayer en la Catedral de Valladolid. PHOTOGENIC/PABLO REQUEJO

El cardenal arzobispo Ricardo Blázquez y los asistentes a la misa funeral en memoria de las víctimas del Covid, ayer en la Catedral de Valladolid. PHOTOGENIC/PABLO REQUEJO

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Lúa Velasco

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«Ni confinados por el miedo ni atrevimientos insensatos» . Con estas palabras pidió ayer el cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, «responsabilidad de todos para no contagiar ni contagiarnos» y «disciplina para seguir las normas y recomendaciones de las autoridades sanitarias que tienen información, asesoramiento y competencia para decidir lo que afecta al bien común». «Que no nos encierre el retraimiento ni presumamos de inmunidad», declaró en su homilía en el funeral por las víctimas de la Covid, celebrada ayer en la Catedral de Valladolid, antes de advertir del riesgo que acompaña a la sociedad en tiempos futuros.

Un acto marcado por la distancia de seguridad –solo tres personas por banco– y las mascarillas de los asistentes en el que la solemnidad fue la protagonista y Blázquez aprovechó para dirigirse a «quienes ejercen la autoridad en la sociedad» para recordarles que «deben servir a los ciudadanos en el trabajo de la justicia y del bien común, de la paz y el cuidado especial a los pobres».

Monseñor Blázquez recordó la «particular dureza» con la que el coronavirus ha golpeado a los ancianos. «Ancianos con sus familias, solos en sus casas o en residencias han sido particularmente inermes». Si bien, apuntó que toda la sociedad quedó «inerme, desbordada y aturdida»; una realidad en la que la Iglesia, según Blázquez, ha estado presente. «Los cristianos hemos estado confinados como todos, pero la Iglesia no se ha detenido», declaró.

Así, aseguró que Cáritas «multiplicó» sus servicios; parroquias y comunidades religiosas estuvieron «atentas» y «muchas familias se convirtieron en iglesias domésticas». «La Iglesia ha estado en su lugar; confinada pero no ausente», sentenció.

Durante la homilía, en la que aludió a la celebración de la festividad de Santiago Apóstol –cuya relación con la evangelización de España recordó–, describió tres de los «desafíos» que, a su juicio, la pandemia ha planteado: «el agradecimiento por la salud», «la solidaridad con quienes en la misma barca avanzan hacia un puerto todavía no avistado» y «la reconciliación de los heridos por unos motivos u otros».

También se pronunciaron palabras de agradecimiento para el personal sanitario que trabajó durante la pandemia. «¡Cuánto le debemos!», exclamó el arzobispo de Valladolid . «Desarrollaron hasta la extenuación su dedicación, protegidos con escasos medios y arriesgando su propia salud y en ocasiones la de su familia», apostilló antes de calificar de «motivo de gratitud» el hecho de conocer «la generosidad de tantas personas en favor de los más desvalidos».

Echando la vista atrás, el arzobispo recordó el comienzo de la crisis sanitaria. «Fue como un golpe seco, como un parón brusco de las actividades personales, familiares, sociales y eclesiales», afirmó el cardenal arzobispo. «Fuimos como invadidos por el coronavirus , que alteró profundamente nuestro estilo de vida».

Además, Ricardo Blázquez defendió el «deseo de acertar», más allá de las equivaciones, y pidió dejar a un lado las «pendencias», puesto que recalcó hay «mucho que hacer y reconstruir», insistió a la vez que abogó por la reconciliación de las víctimas de la pandemia. 

La eucaristía arrancó a las once de la mañana en la Catedral vallisoletana con el encendido del cirio pascual colocado frente al altar mayor con la llama que portó una niña de la familia Cebrián Gervas, de 13 miembros, que también sufrieron el azote del coronavirus, informa Ical. La imagen más llamativa fue la de los asistentes, el cardenal arzobispo y los sacerdotes concelebrantes con la mascarilla y dándose la paz con una leve inclinación. 

Los asistentes completaron el 75% del aforo habilitado en el templo mayor de la ciudad en un funeral que finalizó con la oración  del Papa Franscisco compuesta con motivo de la pandemia del coronavirus .

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