Un homenaje a las raíces

Cuando una persona vive en un país que le es ajeno, tiende a buscar a sus compatriotas en busca de alguien que comprenda por lo que estás pasando. Los nervios, las diferencias culturales y gastronómicas, los guiños populares y los chistes que solo entienden los tuyos. En otras palabras, alguien que ayude a sobrellevar esta eterna morriña que acompaña a todo viajero que se precie.

Por eso es importante salir a la calle, aunque solo sea una vez al año, para reivindicar la diferencia que une a todos, con sus tradiciones, trajes y canciones que hacen del mundo un lugar diverso hasta la enésima potencia, en el que debe primar el respeto al diferente por encima de todo.

«Hay que poner en valor nuestra historia y cultura», expresa Rossy en el pasacalles que cierra la XV Semana Intercultural de Valladolid. Ella ha decidido llevar un conjunto fusionado de ropa ‘moderna’ y una cinta y brazalete de hojas y plumas, como portaron hace siglos sus antepasados venezolanos.

Patricia, que lleva doce años en España, se ha engalanado como manda la tradición colombiana, con un vestido de mucho vuelo rojo. «Esto nos permite mostrar nuestra cultura, nuestro vestuario y nuestras danzas, que mezclan ritmos indígenas, españoles y africanos», comenta antes de recordar con una sonrisa nostálgica una tradición colombiana. «El siete de diciembre celebramos el día de las velitas. Colocamos velas en las calles y las casas, y es espectacular».

Muchas veces la gente se guía por estereotipos o apenas conoce un par de lugares o rasgos de otros países. Por este motivo sale Alejandra, venezolana. «El extranjero te puede contar cosas sobre su país para que conozcas más de lo que se ve normalmente», explica. Además, la venezolana añade que cuando alguien sale de su país y ve una bandera nacional se siente «más arropado».

«Llama al nacional [en este caso, al venezolano] para que sepa que estamos aquí. Esto sirve para que nos integremos con los españoles y con otros nacionales», asegura Alejandra.

Jayna encuentra otra razón para salir por las calles –de la Plaza de España a la Cúpula del Milenio– en un día como este. «Mucha gente tiende a generalizar sobre los dominicanos, y queremos limpiar esa imagen», explica esta joven de 19 años, que destaca la importancia de que los más pequeños no solo vean lo que hay a su alrededor. «Deben ver que hay otras culturas y crecer con una mentalidad muy abierta para evitar comportamientos racistas».

Ya en la Cúpula del Milenio, peruanos, mexicanos, ecuatorianos, colombianos, búlgaros, venezolanos y dominicanos cuentan a los curiosos la diversidad arbórea, florística y animal de sus países, en un homenaje a sus raíces.