Roberto Enríquez tiñe de nostalgia su pregón de las fiestas de Valladolid, su “tierra de acogida”, y reclama abrir las puertas a los refugiados sirios
El actor, nacido en León pero criado en el barrio de Pajarillos, aseguró que a orillas del Pisuerga tuvo sus “primeros sueños y frustraciones” y descubrió su “vocación de actor”
Con un estupendo ambiente, favorecido por la agradable temperatura que propició que miles de vallisoletanos abarrotaran la Plaza Mayor, el actor leonés Roberto Enríquez dio en la tarde de hoy visiblemente emocionado el pistoletazo de salida a la Feria y Fiestas de La Virgen de San Lorenzo. Con un pregón teñido de nostalgia, el intérprete recalcó su agradecimiento a Valladolid por haber sido una “tierra de acogida” para su familia cuando llegaron siendo él niño procedentes de la berciana Fabero, y levantó su voz “en contra de la actitud de nuestro Gobierno, al incumplir sistemáticamente los raquíticos compromisos que había adquirido ante la comunidad internacional de acoger a refugiados sirios”.
“Son personas que huyen de la barbarie y de la muerte. Personas que sufren el mismo terrorismo que nosotros y aun peor. Personas que buscan un futuro mejor, como hace unos años lo hicieron mis padres en Valladolid”, recalcó entre aplausos.
Tras agradecer la invitación para abrir las celebraciones festivas este año, con una jornada que calificó como “una de las más especiales e inolvidables” de su vida, Enríquez se refirió a su “alergia a cualquier tipo de nacionalismo”, un sentimiento que consideró “compartido por los vallisoletanos y por los castellanos en general”, y que conlleva “una forma de amar nuestra tierra de corazón pero sin estridencias, con discreción, sin hacer comparaciones que subrayen la diferencia”.
En una intervención breve pero muy emotiva, recordó su infancia en el barrio de Pajarillos (“los barrios de la periferia eran una fábrica de sueños”, deslizó) y su adolescencia cruzando la vía del ferrocarril para “ir al centro”. “En esta ciudad tuve mis primeros sueños y mis primeras frustraciones. Aquí descubrí mi vocación de actor. La identidad la marca tu propia historia y yo soy de aquí, porque aquí empecé a ser, aquí fui y aquí gracias a vosotros estoy hoy”, sentenció.
Poco después, reflexionó sobre las muchas cosas que echa de menos cuando está fuera de Valladolid, refiriéndose a expresiones, comidas o escenarios y celebraciones típicas de la ciudad, como el Pasaje Gutiérrez, La Antigua, los teatros Calderón, Zorrilla y el clausurado Lope de Vega, cines como los Casablanca o los añorados Groucho, o la Seminci “y vivir el cine en la calle como aquí se vive, no pendientes del glamour, sino del cine”.
Además, repasó en una retahíla de recuerdos sus vivencias personales durante las fiestas patronales de la ciudad, que hoy comienzan un año más, aludiendo al Tragaldabas, los desfiles de gigantes y cabezudos, las visitas a la Feria de Muestras junto a sus padres, los conciertos de Candeal o las actuaciones de otros grupos en la Plaza Mayor.
“A quien no echo nada de menos es a San Mateo. ¡Qué frío hacia! La virgen de San Lorenzo resulta más tropical”, bromeó antes de agradecer a todos el cariño brindado y que le hagan sentirse “orgulloso de ser vallisoletano”. Además, remató su intervención con unas coplas dedicadas a Candeal.
Por su parte, el alcalde de Valladolid invito a toda la ciudadanía a vivir las fiestas "sin miedo". "Que nadie coarte nuestra libertad ", exhortó entre aplausos.