Diario de Valladolid

La final de Copa de rugby coincidirá con un congreso de 1.500 personas en el Miguel Delibes, el mercadillo dominical y cientos de personas sin entrada

Un total de 167 personas trabará por la seguridad en el interior del estadio, que abrirá sus puertas a las 10.30 horas para fomentar la asistencia escalonada, y los controles se realizarán antes de los tornos

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ICAL

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La histórica final de Copa del Rey de rugby del domingo en el estadio José Zorrilla de Valladolid coincidirá con un congreso de 1.500 personas sobre testigos de Jehová que se celebrará en el Centro Cultural Miguel Delibes, el mercadillo dominical, que se desplaza al Real de la Feria, y cientos de aficionados sin entrada que acudirán a ver el partido en las pantallas gigantes instaladas en el entorno del recinto, espacio ocupado por carpas y establecimientos hosteleros. Esto supondrá una intensa afluencia de público en una zona “tremendamente colmatada” durante la mañana dominical, lo que ha llevado hoy al alcalde de la ciudad, Óscar Puente, a pedir “prudencia” y “civismo” a los ciudadanos que se acerquen al evento y que suban a pie o en bus. Además, supondrá la asistencia del rey de España, Felipe VI, con el dispositivo especial que cualquier miembro de la Casa Real conlleva allá donde va.

El primer edil destacó que el dispositivo de la Policía Municipal estará “a la altura del evento, será muy fuerte”, y arrancará a las 7.30 horas para evitar aparcamientos indebidos en zonas de obstaculización o conflicto. “Es un nivel de ocupación máximo”, espetó Puente, quien habló de que hay que ser conscientes de que se trata de un “evento histórico” en la ciudad.

El regidor presidió hoy la Junta Local de Seguridad para determinar el dispositivo de cara a este evento. Será el jueves o viernes cuando se celebrará otro encuentro con el único objeto de la seguridad del rey. Así, tras destacar la “profesionalidad” y la “confianza” que le han transmitido los participantes en esta Junta Local, los cuales ya han coordinado eventos deportivos de esta magnitud “y ya cuentan con experiencia”.

Puente desgranó algunas de las cuestiones al respecto. En primer lugar, sostuvo que en el interior del estadio habrá 47 vigilantes de seguridad, más otros 120 voluntarios y trabajadores del Real Valladolid, club que se encargará de los accesos y cuyo personal explicará las mejores opciones para sentarse. Se situará un vigilante por cada torno y el control de objetos se efectuará fuera de la infraestructura deportiva ante la importante afluencia de público. “Quien quiera introducir una mochila deberá pasar un control previo al acceso al propio estadio. Fuera de los tornos se depositarán objetos que no se puede introducir por normativa, como alcohol o elementos punzantes”, explicó.

Las puertas se abrirán a las 10.30 horas para poder escalonar al máximo el acceso de público, “ya que al no ser entradas numeradas, es conveniente para evitar aglomeraciones de última hora de seguridad y convivencia”. “Es importante que los que se sientan primero no dejen huecos y sigan un orden porque cuando el estadio esté por encima de las 20.000 localidades, los huecos serán menos y puede haber más problemas”, manifestó. Desde cualquier punto del estadio, dijo, “el rugby se ve mejor que en el sitio más privilegiado de Pepe Rojo, así que paciencia”.

Entre la obligatoridad de los asistentes, Puente recordó que es necesario acceder por la puerta marcada en la entrada, excepto el público infantil, si bien las entradas no están numeradas, las zonas interiores del estadio sí estarán interconectadas. Además, no se podrá salir y volver a entrar en el recinto por motivos de seguridad.

Carpas en el exterior del recinto

Igualmente, se instalarán varias carpas y establecimientos en todo el entorno, con equipos de sonido y pantallas para poder seguir el evento desde las proximidades del estadio “tomando o picando algo”. Una cuestión, dijo el regidor, que llevará a muchos aficionados sin entrada.

La frecuencia de los autobuses se reforzará, con 18 articulados “que harán dos o tres trayectos de ida y vuelta”. Si bien se piensa en las 11 horas para el comienzo de salida de los buses, esta cuestión aún no está cerrada “porque se plantea anticiparse”.

Puente, que llamó al “civismo” en varias ocasiones, aseguró que Valladolid “estará en boca de todo el mundo, porque es un evento que excede fronteras internacionales y es imprescindible que la ciudadanía se comporte de forma ordenada, como siempre en la ciudad”.

Preguntado por que no se ha separado a las dos aficiones, consideró que “es imposible controlarlas en el estadio” ante la venta rápida de entradas. Además, determinó que otra gente viene a ver el espectáculo “y no es de ningún equipo”. “Las aficiones en Pepe Rojo están juntas y conviven perfectamente. Son bulliciosas pero respetuosas y tienen rivalidad sana. No hay ningún temor sobre este tema”, insistió.

En cuanto al rey, dijo que “tiene un acceso directo al estadio”, una infraestructura moderna “que tiene pensada esta posibilidad para personalidades, previamente definida con la organización”. “Nos complica muy poco la vida. El estadio tiene acceso directo a la autovía y eso facilita su entrada y salida. El jueves o viernes se hablará de la seguridad específica del rey”. Un jefe del Estado no asiste desde los años 20 a un partido de rugby. Ocurrió en un partido internacional en Barcelona. Ahora, lo hará por primera vez con dos equipos de Valladolid, “un espaldarazo para este deporte y la ciudad, un momento histórico que no puede verse empañado por nada”.

Además de Felipe VI, han confirmado su presencia el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, la vicepresidenta primera del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría, y la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, ambas vallisoletanas, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, el presidente de Renault España, José Vicente de los Mozos, el presidente del Grupo AtresMedia, José Crehueras. También está invitado el actor Javier Bardem, “un rugbier de pro”, según Puente, pero su asistencia está por confirmar, según narró, como anécdota.

Por último, confió en que la fiesta no se vea empañada por posibles concentraciones o manifestaciones de colectivos. “Los problemas de empleo de la ciudad los sufre gente de la ciudad. Pero el domingo viviremos una fiesta y a nadie le interesa estropearla. No se gana gran cosa estropeando esta fiesta, lo cual no impide que pueda acudir gente a manifestarse y reclamen visión en una ocasión histórica”, sentenció.

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