Diario de Valladolid

Redondo ‘salva’ San Joaquín y Santa Ana pero exige viabilidad

Incluye en los presupuestos de 2016 una partida para cubrir los 50.000 euros de déficit anual / Advierte de que es un ‘parche’ para un «museo privado» que debe buscar sus vías de rentabilidad

Unas visitantes contemplan el Cristo Yacente de Gregorio Fernández , una de la piezas del museo-J.M. Lostau

Unas visitantes contemplan el Cristo Yacente de Gregorio Fernández , una de la piezas del museo-J.M. Lostau

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Miguel A. Vergaz

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El Ayuntamiento de Valladolid evitará el cierre del Museo de San Joaquín y Santa Ana con una cantidad que cubre, al menos, los 50.000 euros que necesita para cubrir sus pérdidas durante el próximo año.

La concejala de Cultura y Turismo, Ana Redondo, recibirá el día 28 de este mes a la madre priora del Monasterio de San Joaquín y Santa Ana y a Jesús del Río, gerente del museo que en él se alberga.

En ese encuentro Redondo comunicará que el Ayuntamiento arbitra «como medida de urgencia y para no privar a los ciudadanos un rico enclave cultural» una ayuda económica, tal como se comprometió en una reunión que mantuvieron ella y el alcalde con los responsables del museo.

Una cantidad que no quiso especificar todavía, si bien aseguró que cubre el ‘agujero’ de 50.000 euros en los que la gestión del museo especifica las pérdidas anuales.

Sin embargo, Redondo también quiso dejar claro que la situación de dependencia de las arcas públicas del Ayuntamiento no puede mantenerse de manera indefinida y el objetivo de la reunión también es el de sondear cuáles han sido los avances de otras administraciones, si los ha habido, en la búsqueda de financiación privada o cualquier otro plan de viabilidad.

El pasado julio, Puente y Redondo se comprometieron a que los técnicos del área de cultura del Ayuntamiento visitarían el museo para realizar un informe de los bienes que se encuentran en su interior.

Redondo explicó ayer que esos trabajos no fueron necesarios porque halló en su departamento un informe similar realizado bajo la anterior corporación: «Algo que en ese momento desconocía».

La solución viene como un anticipado regalo de Reyes para la menguada y envejecida congregación de hermanas bernardas, muy diferente a aquella que decidió abrir las puertas de su clausura hace tres décadas para que los vallisoletanos vieran el rico legado cultural de sus antecesoras.

De hecho, este jueves, el día de Nochebuena, el Museo de San Joaquín y Santa Ana había previsto el cierre definitivo, según señaló Del Río, ya que hacía un mes había expirado el plazo de cinco meses que el Ayuntamiento pidió a las monjas para estudiar la situación, tras la reunión en la que señalaron las dificultades económicas y de capacidad de trabajo (son sólo siete religiosas, algunas de edad avanzada) para mantener el museo abierto.

El alcalde, entonces, calificó la ayuda que necesita el museo para seguir abierto como «baja», comparada con la importancia de los fondos que se exhibían en este enclave cultural ubicado en la plaza Santa Ana. También es cierto que apuntó que la Junta de Castilla y León tendría «algo que aportar» al respecto.

El déficit que hace peligrar la continuidad del museo ronda los 50.000 euros anuales y Puente los señaló como «inferior al que tiene el Museo del Toro». «Un presupuesto bajo para conservar una joya que no nos podemos permitir el lujo de perder», dijo entonces. Aunque también señaló que de lo ideal sería encontrar, además, patrocinadores y la implicación de la Junta.

Según Del Río, hasta hace un par de años las monjas habían sufragado esos costes por varias vías. La primera era su trabajo de lavandería para la hostelería y otra la aportación de las monjas que percibían una pensión, así como el cobro del alquiler de un local.

Sin embargo, en 2014 la situación se volvió crítica por el deceso de varias de las religiosas y el descenso tanto de manos para trabajar como de pensiones. Además, un año antes se frustró un proyecto hostelero que necesitaba del permiso –con la correspondiente compensación– de las hermanas para ampliar su edificabilidad, con lo que se perdieron unos ingresos que hubieran supuesto la necesaria estabilidad. Para colmo, las labores de un recinto envejecido dependían de la disposición de voluntarios.

El 19 de marzo del presente año, este periódico reveló la apurada situación de este museo con notables fondos pictóricos, escultóricos e incluso arquitectónicos, ya que en el recorrido se incluye la visita a la iglesia trazada por Francesco Sabatini, arquitecto favorito de Carlos III.

Dentro de ella late el corazón del monasterio: tres imponentes Goyas realizados para su lucimiento en ese lugar, ya que las linternas de las cúpulas fueron dispuestas para iluminar en especial estos lienzos y suponen la rara oportunidad de contemplar tres obras del aragonés para el lugar original en el que fueron concebidas.

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