«El antitaurino que está haciendo daño de verdad es el político que lo prohíbe»

Ya no mata más de un centenar de toros por temporada como en sus buenos años 90 pero Enrique Ponce (Chiva, Valencia, 1971) reverdece laureles. Su vitrina de orejas se acerca ya al medio centenar este 2015 en medio de la tormenta antitaurina sobre la que se explaya con argumentos en cuánto le preguntas.

Pregunta.- ¿Cómo valoras hasta el momento la temporada?

Respuesta.- Estoy muy contento, está siendo una temporada muy especial, llena de triunfos. Pero lo más importante son las sensaciones, la evolución constante en mi toreo que yo persigo. Estoy toreando como siempre soñé, sintiendo el toreo desde lo más profundo.

P.- ¿Y cómo siente el toreo?

R.- Como una expresión artística, dentro del arte y la belleza. Para mi torear no es pegar pases, es sentir y eso es lo que lo hace especial.

P.- ¿Está en una segunda juventud?

R. -Soy el primer sorprendido, pero creo que nunca ha habido un valle en mi carrera, he mantenido una constancia tanto en España como en Sudamérica. Es cierto que posiblemente este año ha habido un pasito adelante. Me mantengo bien física y mentalmente y eso es lo que hace que cada tarde pueda entregarme.

P.- ¿El peor y el mejor momento de su carrera en estos 25 años?

R.- Las tardes malas trato de borrarlas de mi mente, Sirven para aprender y a veces no solo depende de ti, sino del toro. He vivido tardes inolvidables en todas las plazas del mundo, de todas guardo recuerdos preciosos porque siento el calor y respeto de la afición tras tantos años.

P.- ¿Hay Ponce para rato?

R.- Nunca pensé que iba a estar toreando tantos años. A mi me entrevistaban hace 10 años y pensaba que iba a durar un par de años más. Sé que cada vez está más cerca la retirada, pero mientras esté así no me lo planteo. Esta es mi vida, pero tengo una familia que tiene ganas de que lo deje. De unos años para acá, mi mujer y mi hija mayor me piden que no me vaya de casa, que es lo que más cuesta.

P.- ¿Qué recuerdos le trae Valladolid?

R. -Muy buenos, siempre he sentido el cariño de la gente, he triunfado muchas veces. Es una gran afición que paladea el toreo bueno, respeta muchísimo al torero y es muy entendida de toros. Es una de las aficiones buenas de España.

P.- ¿Cómo describiría a los toreros de su cartel, Perera y El Fandi?

R.- Son dos de los grandes de la torería actual. Perera está haciendo una temporada muy buena, he coincidido con él varias veces, tiene un valor impresionante, lleva a los toros a lugares inverosímilies, muy cerca, tiene una gran capacidad técnica y un valor a prueba de bombas. Y el Fandi es un torero de máxima entrega, uno de los mejores banderilleando, con gran facilidad y soltura en el capote. Torea muy bien con muleta y capote, es sinónimo de espectáculo. Creo que el cartel es muy variado.

P.- ¿Qué piensa cuándo salta a un ruedo? ¿Algún ritual que repita?

R.- Monto la capilla que llevo siempre. Estoy tranquilo en la habitación a esperar el momento de vestirme y pienso en la corrida. No tengo ninguna superstición arraigada, solo la fe.

P.- ¿Qué opinión le merece la polémica en torno a los toros?

R.- El antitaurino que está haciendo daño de verdad es el político que como en Bogotá, Ecuador o Cataluña decide prohibir los toros o como en Palma de Mallorca que entra un alcalde y declara la ciudad antitaurina. No tiene mucho sentido. Los toros llevan 500 años y usted va a decir ahora que se quiten. En Palma una corrida mete 8.000 personas, no haga usted el ridículo. Estamos en una democracia y es un espectáculo legal. Hay gente que por ignorancia solo vea que van a matar al pobrecito toro porque no sabe que vive, existe y se cría para las corridas. Si va de ecologista por lo menos que entienda que debe proteger una especie. Ninguno de ellos tiene un toro bravo en su casa o en su finca. Los aficionados somos los que amamos y criamos al toro. No se puede ir con tanta demagogia por la vida, pero el tema importante es el político que de repente se toma la libertad de quitar y prohibir un espectáculo con historia, tradición y que es parte de la cultura de nuestro país. Las millones de personas a las que nos gusta tenemos que defenderlo, por no hablar del dinero que genera y que a ellos les importa un pito. Si desaparece el toro también desaparecían las dehesas y las especies que viven en ellas.

P.- ¿Cree que se defiende bien?

R.- Se hace lo que se puede. Hay foros de jóvenes con un montón de gente que apoya a los toros, pero también necesitamos apoyo político. En Cataluña tienen que volver porque es anticonstitucional su prohibición. Siempre ha habido gente que va con una pancarta a decir asesinos, pero lo que no podemos aguantar es la prohibición. Hay que blindar los toros como patrimonio de España, como en Francia.

P.- ¿Tiene futuro la fiesta?

R.- Tiene futuro. Esto es un momento de una serie de políticos que han cogido la fiesta como arma arrojadiza porque les importa más los símbolos que las personas. Hay a quien le fastidia que sea un símbolo de España. Los toros van más allá, son apolíticos.

P.- ¿Qué le parecen festejos populares como el Toro de la Vega?

R.- Respeto las tradiciones de cada lugar, su cultura e idiosincrasia. Cada vez se respeta más al animal, y además conlleva un riesgo, gente que muere. El Toro de la Vega no tiene nada que ver con el toreo pero forma parte de la historia de un pueblo que disfruta con ello. Si la mayoría quiere mantener esa costumbre me parece muy bien.