Diario de Valladolid

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EL ALCALDE de Soria, Carlos Martínez Mínguez, quiere ser el alcalde de Castilla y León. El lema publicitario será bueno para unos, los que lo idearon sobre todo, y malo para otros, que para gustos están los colores. Entrando al fondo de la cuestión, también se podría discutir sobre si una comunidad como la castellana y leonesa necesita más un alcalde que un presidente. Aquí las dudas son mucho mayores, si tenemos en cuenta que cambiar un presidente por un alcalde de alcaldes sería reducir el papel de una comunidad autónoma al de una gran diputación. Ya hubo alguna autonomía que comenzó denominando a su gobierno diputación regional, pero la idea se abandonó enseguida. Aunque seguramente el lema elegido no tenga motivaciones tan profundas, sino que busca aprovechar el indudable éxito electoral de Martínez Mínguez en las municipales de Soria, que va por su quinta legislatura, con las cuatro últimas con mayoría absoluta. Con ese bagaje no es extraño que algunos le llamen el rey de Soria. El mejor alcalde, el rey, podrían pensar los ‘carlistas’ sorianos, pero quizá olvidando que en la obra de Lope de Vega el rey citado, Alfonso VII, reinaba en León. De ahí la importancia de la i griega y el alboroto por su supresión por parte del alcalde soriano y líder de los socialistas castellanos y leoneses. Si ya arrancó mal como secretario general del PSOECyL en cuestiones internas, con lo de León se ha coronado, y está por ver si la petición de disculpas tiene el efecto deseado. De momento, es un problema para sus aspiraciones electorales mientras los de la UPL se frotan las manos. Aparte de la relevancia histórica de León, está el peso electoral y es mal asunto para las aspiraciones del alcalde soriano enfadar a los leoneses. Tampoco tiene demasiado contentos a los sorianos, que no hay que olvidar que en las últimas elecciones autonómicas dieron la victoria a Soria Ya, que logró tres de los cinco procuradores. Mínguez se empeña en ningunear a los sorianistas y provoca enfados como el de ayer por la propuesta del socialista de reducir la negociación de los presupuestos a PP y PSOE, dejando al margen a los de Soria Ya –igual que al resto–. Ni ha aceptado reunirse con ellos, en una estrategia cuyos resultados están por ver, pero que tiene el indudable riesgo de dejar en manos de los sorianistas la bandera de la reivindicación provincial, ya que el alcalde está en asuntos más globales. Globales en todas sus acepciones, ya que incluye presencia desde Nueva York a Xian pasando por Estrasburgo. Eso también hace mella en los sorianos de la capital, que entre lo internacional y lo autonómico algunos tienen la sensación de haberse quedado sin alcalde. Y tal vez sean producto de su menor presencia cuestiones tan extrañas como que una pasarela en una zona de esparcimiento y turística en el Duero lleve mas de una año un derruida después de que la tumbara una borrasca. Enfrentarse a Mañueco es un reto difícil, pero más si abundan los errores.

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