Cerdán, curando como el chorizo

Cerdán a su llegada a declarar ante el Tribunal Supremo.
Hay gentes extrañadas con la decisión del juez de mandar a la pavera a ese señor gordo que se sentaba en segunda fila del hemiciclo sin contemplaciones ni fianza que valga. La prisión provisional, la cautelar más delicada que puede adoptar un instructor, se puede sustentar en imposibilitar dos extremos: la fuga y la destrucción de pruebas. Riesgo de que Cerdán tome las de Villadiego no hay, a decir de su señoría. La misma señoría que sostiene que sí existe el riesgo de destrucción de pruebas. Eso se hubiera sostenido si lo hubieran entrullado nada más ver la luz, o antes, el panegírico de la UCO. Desde entonces el navarro de Milagro, pueblo navarro donde los haya, ha tenido tiempo hasta para borrar de la faz de la tierra la prueba del carbono 14 de la sábana santa de Turín. No parece probable que incluso un adobe como Cerdán haya dejado para mañana lo que pudo triturar ayer. Nos decantamos más bien por otras cualidades que no están en las taras de la prisión provisional. Y al no ser legal es inconfesable. Pero es eficaz. Lo manda a Soto del Real para que ablande. La sombra atempera más que el calor sofocante de la politica patria. Sin duda, lo pone entre rejas para que vaya macerando y, con un par de meses comiendo macarrones con tomate Solis, adquiera el don de lenguas y cante la Traviata de Moncloa. Una celda de poco más de dos por tres y unas meditaciones por el patio obran un milagro solo similar al de las contrataciones del Ministerio de Transportes. Poco a poco irá recordando y hasta empezará a reconocerse en las grabaciones de Koldo. Poco a poco. Curando. Como los chorizos. Frío seco y un poco de humo. El juez del Supremo lo que ha hecho es poner a prueba la entereza y la lealtad de Santos Cerdán, que ya avisó, en su despedida del PSOE, que estaba dispuesto a embadurnar de mierda a todo hijo de vecino, de cualquier pelaje. Seguimos pendientes de más audios de Koldo, con voces conocidas del PSOE de Castilla y León.