EL COMÚN DE LOS MORTALES
Errores no forzados
En tenis los errores no forzados deciden con frecuencia los partidos, los torneos y los Grand Slams. Son aquellos que se producen sin que el contrario haga ningún mérito y que normalmente responden a lo que en el argot tenístico se conoce como el miedo a ganar. Un miedo que atenaza a aquellos tenistas sin la fuerza mental suficiente como para aguantar situaciones de extrema tensión en puntos decisivos en los que se les encoje el brazo por tratar de asegurarse el punto
En política también se producen errores no forzados que pueden decidir elecciones o la carrera de muchos políticos y que se producen, al igual que en el tenis, en momentos decisivos por meteduras de pata transcendentales.En los últimos tiempos el PP a nivel nacional se ha especializado en cometer algunos errores no forzados en momentos clave que le han apartado de cualquier opción de victoria electoral cuando la tocaba con los dedos. Igual que el famoso miedo a ganar que atenaza a los tenistas en los puntos decisivos el PP ha cometido errores no forzados dignos de recordar. Cómo olvidarse de aquella fatídica tarde en la que el espeso Diputado Casero salvó in extremis al Gobierno con su atolondrado voto a favor de la reforma laboral en un auténtico match ball de la Legislatura que el PP desperdició por un error incomprensible.
La inexplicable metedura de pata de Casero inauguró una serie de errores no forzados como la inolvidable entrevista de Feijoo en RTVE enzarzándose sobre la subida de las pensiones con la periodista Intxaurrondo en un empeño que cambió la campaña volatilizando una mayoría absoluta que parecía casi asegurada. Tampoco faltó aquí la impagable contribución de Abascal anunciando en Cataluña la aplicación del 155 en caso de victoria. En apenas dos días entre los dos dinamitaron cualquier posibilidad de gobernar.
Tampoco son fáciles de olvidar otras genialidades políticas del PP que son oro puro para el Gobierno como las declaraciones de Borja Semper garantizando prácticamente la mayoría absoluta o la indefinición y descoordinación territorialdel PP en su relación política e ideológica con Vox. Si a eso sumamos los extraños acercamientos a Junts, su inquebrantable defensa de los intereses fiscales de la banca y de las grandes empresas o la metedura de pata de Bendodo a micro abierto resignado a una Legislatura larga frente al argumentario de Génova, completamos una brillante sucesión de «cagadas» que han culminado recientemente con la votación a favor de una normativa que permite la reducción de penas a terroristas. Un deslumbrante muestrario de errores no forzados del PP que permiten mantener en pie al peor Gobierno de la democracia.