Diario de Valladolid

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Yo no sé si lo serán –jueces hay que lo juzgarán, si queda alguno–, pero que estos señores del Gobierno sanchuno parecen ladrones que se meten en el lodo para caer en el arroyo, parece también evidente y vocacional. Les encanta enlodarse con casos de corrupción galopante. Si un día salen del atolladero, su condición de peces soplones –así se llaman esos simpáticos anfibios saltarines que viven en el lodo y para el lodo– es reincidente. Al día siguiente, y por instinto, se meten en dos o tres fangales más suculentos.

Lo digo en esta ocasión por el basurazo de la señora Teresa Ribera, Comisaria de Competencia en Europa desde el uno de diciembre. Gran eficacia la suya. Siendo vicepresidenta con Sánchez nos coló un nuevo impuesto de basuras porque así lo disponía Europa. Algunos ayuntamientos mejoreros se pusieron de inmediato manos a la obra. Le faltó tiempo al socialismo de rodapié para lanzar la caña de pescar: que los ayuntamientos del PP, en contra de sus promesas electorales, subían impuestos, entre ellos el de la basura.

Pues no señor. Se trata de un invento y de un asalto de esta Comisaria bacigalupa y de la inmaculada corrupción. Esta caballera de la caballería montada del sanchismo, y con cara de contenedor sin fondo, ha vuelto a mentir como lo hizo con la dana de Valencia. No sabía cómo recaudar 3.800 millones, y se los endosó a los ayuntamientos que no votaron a Sánchez. Pero la trolísima ha quedado al descubierto estos días. El «tasazo» de obligado cumplimiento no es un decreto de la Comisión Europea, sino un molondro recaudatorio y voraz que salió de la ex Ministra de Transición ecolojeta de Sánchez. A esto lo que llaman en mi pueblo robar lana –la pasta– hasta de las zarzas.

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