Diario de Valladolid

EDITORIAL

El fiasco de las oficinas antiokupas

Pisos okupados

Pisos okupados

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OTRO DÍA más en el que no ha llegado el apocalipsis de la okupación a Castilla y León. El tiempo certifica lo que pronosticaba el sentido común, que las famosas oficinas antiokupación brotadas del pacto PP y VOX era una mera acción cosmética con la que solventar algunos de los aspectos más estériles del aquel un tanto abrupto pacto de gobierno en el que había que justificar argumentario y literatura. El consejero del ramo, Juan Carlos Suárez-Quiñones, confirmó ayer que en un año de vida las oficinas, subcontratadas a las cámaras de la propiedad, han atendido 170 consultas presenciales o telefónicas. Luego trató de justificar con pulso estadístico el fiasco de las ridículas oficinas, aludiendo a 6.500 consultas telemáticas, que nadie sabe lo que es. Porque telefónicas son telemáticas, aquí, en la Junta y en China. Y si no que se lo pregunten desde la Consejería de Medio Ambiente y Vivienda a la Consejería de Sanidad, que se lo explican. Lo de telemático es un concepto nuevo que ha surgido en la citada consejería para vestir las vergüenzas del asunto, que se refieren a las veces que la gente ha pinchado en Google para ir a la página de la Junta de oficinas antiokupación. Es posible que la mitad de esas consultas sean de periodistas de la comunidad. Hay muchas formas de hacer el ridículo en política. Y esta es una de ellas.

Son tan inservibles y tan estériles las oficinas que lo dicen los datos. Una media de 14 consultas al mes en nueve oficinas repartidas por la comunidad. Es decir, poco más de una al mes por oficina. Siendo un problema, que además genera enorme alteración y alarma social, donde se produce, no parece una de las grandes preocupaciones que tienen de cabeza a los habitantes de esta tierra, más aquejados por la falta de cobertura telefónica, la brecha tecnológica, los tiempos de espera en atención primaria o especialista, la despoblación galopante o la falta de infraestructuras clamorosas como la Autovía del Duero, por ejemplo.

Pero es que además, la conclusión es que no han resuelto el problema de ningún afectado por okupación, que los hay, como es el caso de una urbanización casi completa en el vallisoletano municipio de Arroyo de la Encomienda ante la desidia de Sareb, ese banco malo que pagamos todos con dinero del bueno. Tampoco las oficinas esas han resuelto nada aquí.

Hace falta gestión y política práctica, no mamarrachadas de instinto ideológico que aventuran una realidad inexistente. Resuelvan los problemas de la gente y pongan vivienda en el mercado, genios del departamento de Vivienda de la Junta, cuyo cometido debe ser alguno más que el justificarse a diario poniendo a parir a Pedro Sánchez. Por poner otro ejemplo, ahí están las viviendas para jóvenes en el corazón de Valladolid, surgidas de la reconversión de un antiguo cuartel. El proceso empezó hace ocho años de manos del citado departamento de Vivienda y muchos de los posibles aspirantes han acabado perdiendo la condición que les podía hacer merecedores de uno de esos pisos.

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