Diario de Valladolid

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Nos adentramos irremediablemente en la terrible vorágine electoral derivada de la sucesión de citas con las urnas y fiestas de la democracia. Campaña sobre campaña y sobre campaña una. Lo que debería ser el principal argumento de acercamiento entre la ciudadanía y sus representantes, se ha convertido, a fuerza de insufribles campañas, en motivo del, cada vez mayor, alejamiento entre las preocupaciones de los políticos y las de los ciudadanos. El problema no es que ya nadie se crea lo que los políticos dicen en campaña sino que ellos mismos asumen con absoluta normalidad que es mentira y así debe tratarse.

Es evidente que los socialistas van a tratar de seguir estirando el capote del miedo a Vox para intentar torear sus permanentes incongruencias. Pero ¿hasta cuándo creen que les va a funcionar electoralmente un miedo que ya no se sostiene en los territorios en los que Gobierna la coalición PP-Vox? Cada uno podrá tener mayor o menor cercanía ideológica o diferentes opiniones sobre la gestión de estos Gobiernos, pero ya no cuela el mensaje del recorte de libertades, la involución o el apocalipsis democrático que alientan los socialistas elección tras elección. No parece que, de momento, en Valencia o en Castilla y León hayamos perdido derechos, libertades o vivamos en un régimen menos democrático que en cualquier otra región. No hay ni rastro por aquí de la España del NO-DO que anunciaban los socialistas.

Resulta lamentable que, después de engañar a todo el mundo con los indultos, con las reformas legales a medida, con la amnistía y, como se está viendo ahora, con el referéndum, traten de hacer del franquismo el centro del debate político en España. Es indudable que a los votantes les preocupa mucho más el régimen franquista que la inflación, el precio de la cesta de la compra o los problemas de acceso a la vivienda. Por eso el partido del Gobierno de España centrará esta estimulante sucesión de campañas en las proposiciones de ley de Concordia de Castilla y León, Aragón y Valencia. Y ello con el único objetivo de utilizar de nuevo la muleta de Vox para tratar de sortear su insoportable dependencia de las fuerzas separatistas para mantener un Gobierno que huye permanentemente hacia adelante sobre la base de la mentira, el engaño y el falso relato del actual panorama político. Ya veremos si esa muleta del miedo a Vox sirve a sus intereses electorales en Cataluña y en el País Vasco. Aquí ya no cuela.

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