La Delegación nuestra de cada día

EL NUEVO desgobierno de Pedro Sánchez está tan decidido a descentralizar que ya lleva un buen rato en el operativo y de este empeño ha salido el resultado de descentralizar la Delegación del Gobierno de Castilla y León. Y se ha descentralizado hacia Madrid, por primera vez en la historia. Para que luego se queje Ayuso de que no contribuimos al desarrollo y despliegue del epicentro del centralismo. En el ámbito informativo, la Delegación del Gobierno ha instalado una especie de call center, pero de momento no lo ha instalado en Perú como Vodafone. Un poco más cerca. Más cerca de Aragón y de Asturias que de Castilla y León. Si llamas para pedir datos de una obra o de tráfico, aparece una voz que le dice al periodista «llama al ministerio». La tecnología permitiría incluso automatizar el proceso, como cuando llamas al Santander porque te han colado un recibo que no es tuyo. La pregunta es para qué se contrata personal inoperante, más allá de la dedicación que tienen al culto al cuerpo.  Es la descentralización inversa. Porque lo de la DGT es de película de Buñuel. Un organismo que tiene sede y estructuras regionales y provinciales, que a nivel informativo reside en Madrid. Sabemos que existe porque cada vez que va a haber bastantes coches por las carreteras, sale la individua de palmera de la delegada para decirnos que se vienen coches y vayamos despacio que nos fríen a multas con el helicóptero, los drones y los radares. Y así todo. Si no saben cómo se organiza esto, que llamen a la Junta y pregunten por la Dirección de Comunicación. Ahí se lo explican, a buen seguro. Porque la Delegación nuestra de cada día  es como el galgo Lucas, que cuando salta la liebre se pone a mear. A ver si al menos aligeramos el asunto y hacen un desvío directo de los teléfonos hacia Madrid, y así también ahorramos personal, que hay que sufragar la deuda de los malversadores  del independentismo amnistiado. A ver cuando venga el de la guadaña de Ferraz.