Diario de Valladolid

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LAS MOTIVACIONES políticas, sociales, territoriales, laborales… suelen tener un vínculo muy estrecho con lo estrictamente económico. Con frecuencia se adornan y revisten de retóricos discursos sobre causas elevadas dotadas de fuertes dosis de altruismo y generosidad que, en realidad, esconden intereses mucho más espurios y terrenales. Es decir, la pasta

Hace unos días todos nos sorprendimos por la facilidad con que los acólitos de nuestro inefable Presidente Sánchez convencían a los heroicos luchadores por la libertad independentista para conseguir sus apoyos en el nombramiento de la Presidenta de las Cortes, la no menos inefable Francina, defensora de las más justas causas lingüísticas e independentistas. La facilidad del acuerdo destapó el optimismo entre las filas socialistas respecto a una próxima investidura que, desde luego, será invest (de invertir) y dura, muy dura. Pero, ay amigo (como diría Rato) entre una y otra hay un sutil matiz que tiene que ver más con la pasta que con honorables causas de justicia territorial. Resulta que para que, tanto ERC como Junts, puedan formar grupo parlamentario necesitan a la Mesa del Congreso puesto que del resultado de las últimas elecciones los votos a sus históricas reivindicaciones no les dan ni para formar grupo, lo que supone un grave perjuicio en términos económicos que es lo único que les preocupa. En el momento que han visto que se podían quedar sin la pasta de las arcas públicas españolas se han puesto como corderitos al servicio de los negociadores de Sánchez. Eso si, ya han advertido que para la investidura va a ser otra cosa porque aquí ya no hay, al menos directamente, pasta de por medio por lo que el mango de la sartén viaja de Moncloa a Waterloo.

Entretanto, Castilla y León y el resto de Comunidades Autónomas (con excepción del País Vasco) no pueden más que asistir impertérritas a esta suerte de negociación que afecta, no ya a determinados valores vinculados a la integridad territorial del Estado o a la unidad de la Nación, sino directamente, y una vez más, a la pasta. Hace un par de semanas la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) publicó un estudio sobre el sistema de financiación de las Comunidades Autónomas que desbarataba el mantra del “España nos roba” tan del gusto de los separatistas catalanes. Resulta que Madrid, como principal referencia del más rancio centralismo, además de intolerable paraíso fiscal, aporta tres veces más que Cataluña al sistema de financiación Autonómica. Un sistema fundamental para Castilla y León que puede verse afectado por esta subasta que llaman negociación por la investidura y que puede perjudicar gravemente a la Comunidades con menor renta. Todo por la pasta.

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