Diario de Valladolid

Felipe Ramos

Un silencio cómplice igual de bochornoso

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¿Y AHORA QUÉ? Ahora qué tienen que decir todos aquellos que criticaron el gesto de Eva Amaral de descubrirse los pechos en el Sonorama para defender los derechos y las libertades de las mujeres. Porque, ahora con el bochornoso y deleznable acto del machirulo presidente de la Federación de Fútbol, Luis Rubiales, besando en la boca sin su consentimiento a la jugadora Jenni Hermoso, se demuestra que por desgracia todavía es mucho el camino que queda por recorrer para acabar con este tipo de actitudes machistas de acoso a la mujer. Y que ese gesto que Amaral hacía dentro de su libertad está, también por desgracia porque ojalá no hubiera que hacerlo, más que justificado.

Pero no se apuren, que todos esos que criticaron y trataron de ridiculizar el gesto de Amaral, cuando no la insultaron, esos que siguen diciendo al resto lo que es moralmente correcto y lo que no y los que se arrogan el derecho a decidir qué es o no legítimo, son los mismos que ahora o bien callan o cuando abren la boca lo hacen para tratar de justificar lo que es injustificable y denunciable.

Por eso no vale el silencio cómplice de la Federación de Castilla y León de Fútbol, con su presidente Marcelino Maté a la cabeza. Aquí no vale mirar para otro lado para tratar de que se enfríe el escándalo, que es lo que lo que pretendía el estamento futbolístico de la Comunidad que preside Maté desde hace ya 27 años como si de un régimen se tratara.

Un dirigente público, del ámbito que sea, político, económico, social, deportivo..., está para dar la cara y asumir su responsabilidad. Y lo responsable ante este despreciable acto perpetrado por el máximo mandatario del fútbol español es exigirle su dimisión. Eso es lo que debería haber hecho desde el primer instante el ínclito Maté, exigir la inmediata marcha del sujeto Rubiales. Y es que no vale callarse ante actitudes de este tipo. No vale mirar para otro lado, esperando a que escampe. Maté está tardando ya en dar la cara y salir para exigir a su jefe Rubiales que se vaya. Pero ni lo ha hecho, ni lo hará porque este mundo del fútbol está manejado por este tipo de personajes sin escrúpulos, que sólo quieren mantenerse en la poltrona toda la vida. Ese el problema que, unos y otros, todos estos que como Maté viven endiosados en sur recinto dorado de la Federación sólo buscan el mantenerse. Rubiales se irá, como parece que así sucederá hoy, pero lo hará obligado por el clamor social ante su bochornoso acto de besar sin su consentimiento a Jenni Hermoso. Rubiales no se va porque esté arrepentido, se marcha antes de que le echen, pero no los presidentes territoriales  como Maté, que ha mantenido un silencio cómplice igual de bochornoso.

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