Diario de Valladolid

EDITORIAL

La estrategia de cuidar y equilibrar el poderío industrial de Castilla y León

Factoría de Renault. -ICAL

Factoría de Renault en Palencia. -ICAL

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LOS BUENOS SÍNTOMAS del latido económico no cesan. La producción industrial en el mes de mayo arroja cifras espectaculares con un crecimiento del 8% frente al prácticamente estancamiento de la media nacional. Es evidente que las buenas y optimistas cifras del empleo tienen mucho que ver con este aspecto que ayer dio a conocer el INE. Pero los últimos datos de producción industrial, relativos al mes de mayo, no son un espejismo. En el acumulado anual Castilla y León también despunta con claridad con un crecimiento del 5,2%, frente a una media nacional del 0,6%. Es el resultado de una acción de tiempo. Y tiene mucho que ver con el sector de la automoción,  que con escaladas superiores al 30% anota las principales variables positivas de este espectacular crecimiento al que se ha abonado Castilla y León. 

Y esto tiene mucho que ver con el posicionamiento de estabilidad que desde hace tiempo ofrece Castilla y León y que conviene cuidar y atender desde las instituciones. Tal es el caso del Diálogo Social, que es mucho más que el reduccionismo de subvenciones a la patronal y sindicatos. Fruto de esa estabilidad,  por ejemplo, está en vigor el plan industrial de Renault, que se traduce en la fabricación de cinco modelos en las plantas de Palencia y Valladolid. Y este es sólo un ejemplo porque alrededor de la fabricación de vehículos hay un enorme imperio de industria auxiliar de la automoción en el eje Valladolid, Palencia y Burgos.

Cuando algunos ocurrentes, desde el lado fracasado de la política, no tienen otra ocurrencia que reclamar una reindustrialización de Castilla y León evidencian que viven ajenos a la realidad de esta tierra. El poderío industrial de Castilla y León es innegable. Otra cosa es que ese potencial hay que reequilibrarlo, no restándole nada a nadie, pero sí potenciando territorios, como por ejemplo el oeste de la comunidad que gozan de evidentes desequilibrios en esta materia o que han visto mermada su capacidad industrial por el cierre repentino y sin alternativas de la industria minera. Cierre que inició el PP de Aznar, desarrolló el PSOE de Zapatero y culminó el PP de Rajoy. Para que quede claro quiénes fueron los autores de la muerte de la minería sin alternativas a comarcas enteras que se desangran poblacionalmente, tal y como refleja el INE estadística tras estadística.

Ese es el reto de Castilla y León, cuidar lo que hay, potenciarlo, pero también regenerar la industria en los territorios periféricos que históricamente han carecido de ella o la han visto mermada por los nuevos modelos energéticos primados por la Unión Europea. Ese es el camino, no el de las ocurrencias.

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