Diario de Valladolid

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SUBIDA DE pensiones, bonos culturales, cheques-bebé, subida del sueldo de empleados públicos, bonos-transporte…Si existiera una bono-loto internacional para Estados podríamos pensar que le ha tocado a España. O eso, o que hay elecciones el año que viene. Lo malo es que en esta vida nada es gratis. Y en política, y muchos menos en economía, tampoco. Habrá que ver quien paga la fiesta electoral pero los próximos gobiernos y generaciones van a tener que hacer ingeniería financiera o directamente magia. El caso es que los presupuestos en año electoral cada vez se parecen más a una mezcla de mercado persa y gincana nacionalista. Todo ello aderezado con el vergonzoso postureo de a ver quién justifica más y mejor su papel reivindicativo, sus sueldos y su propia existencia política a la hora de atribuirse méritos y concesiones presupuestarias o de cualquier otra índole para vender en las próximas campañas. No. Nada es gratis. Y mucho menos con elecciones a la vista.

En este contexto la aprobación de los presupuestos cobra ciertos tintes de mercado persa tratando el Gobierno de ganarse, mediante subsidios, pensiones y todo tipo de pagas, cheques y propinas, el favor de amplios colectivos que pueden ser decisivos en los resultados electorales. Está por ver si estudiantes, jubilados, funcionarios, pensionistas…están dispuestos a vender su voto al mejor postor. Pero no nos engañemos. Aquí no se regala nada. El dinero tiene que salir de alguna parte y habitualmente lo hace del bolsillo de los contribuyentes de una u otra manera. Para subir las pensiones es evidente que hay que subir las bases más altas de cotización a la seguridad social aunque eso no lo habían contado ni negociado con nadie. Más allá del discurso casi infantil de los ricos y los poderosos frente a los trabajadores, la realidad es que las subidas presupuestarias las acaban pagando la clase media, los autónomos, las pymes y los asalariados que son la mayoría de la población española.

Pero las alegrías presupuestarias tampoco son gratis desde el punto vista político. Una vez más los grupos nacionalistas se relamen pensando cuál va a ser su próxima reivindicación, exigencia o precio a pagar por su voto poniendo otra vez de rodillas al Gobierno de todos los españoles. Otra vez tendremos que soportar las chulerías, los desafíos y los chantajes de toda la tropa de los de Bildu, ERC o el PNV marcando el paso de un país en el que no creen. Estos son los últimos presupuestos de esta Legislatura. Ojalá sea también la última vez que tengamos que pasar por esto porque el chantaje tampoco puede ser gratis.

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