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EDITORIAL

Esfuerzo extra de organización para vacunar a los menores

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LAS VACUNAS infantiles ya están en manos de los respectivos responsables territoriales de Sanidad de las nueve provincias de Castilla y León, en vísperas de dar comienzo a un proceso tan delicado como lo fue el de inmunización de los ancianos de mayor edad en las residencias de la Comunidad.

La vacunación de los menores se apresura a la vez que avanza el ritmo de la incidencia del coronavirus para arrinconar aún más los reservorios de contagio entre la población castellano leonesa. Son precisamente los menores quienes más se están infectando y quienes mas transmiten, con lo que la campaña de vacunación debe ser un completo éxito para asegurar que cuando llegue la siguiente ola o la próxima variante, la inmensa mayoría de la población esté vacunada. Para lograr este objetivo, desde la Consejería de Sanidad se debe realizar un esfuerzo extra de coordinación y organización para evitar que se produzcan los errores ocurridos en anteriores fases de inoculación de la vacuna. Los pinchazos esta vez van dirigidos a niños menores de once años, que van a ser los primeros en ser inoculados, con lo que significa emocionalmente para escolares de esas edades un paso tan significativo como la inmunización.

Hay que organizar el acompañamiento de los padres, seleccionar espacios de vacunación perfectamente adecuados y definidos que sean también amables con una población a inyectar que es fácilmente sugestionable. Es preciso afinar al máximo la coordinación y ritmo de los llamamientos a la vacunación para que todo fluya de la manera adecuada y se eviten las escenas de colas que se vivieron en otros momentos de este proceso de inmunización colectiva, o más recientemente en Salamanca con mayores esperando bajo cero,  habida cuenta que se descartó la opción de pinchar en los colegios en favor de llevarlo a cabo en los ‘vacunódromos’ y puntos de vacunación masiva, que facilitan la agilidad y la logística en una comunidad tan dispersa como Castilla y León.

Ahora hay tiempo de optimizar el proceso cuando apenas han llegado las primeras 54.000 dosis, de la vacuna pediátrica de Pfizer. En total, hay que pinchar a 139.000 niños en Castilla y León, lo que supone que dos de cada tres muchachos esperarán al año que viene para que se les ponga el primer pinchazo salvo en Soria, ya que en una rara ventaja que ofrece la despoblación que padece, resulta que hay menos niños censados que dosis asignadas para la provincia por lo que todos ellos completarán este mes el primer paso de la inmunización. Esta es una de las escasas certezas que se conocen sobre el proceso.La otra, además de cómo irán llegando las dosis, es si Sanidad está vez sí lo tendrá todo previto y preparado o, de nuevo, aparecerá la improvisación.

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