Espléndida lección de Pablo Casado en las aulas

ESPLÉNDIdA LA LECCIÓN que antes de ayer ofreció el candidato del PP, el palentino Pablo Casado, en las aulas de la vallisoletana Universidad Europea Miguel de Cervantes sobre el papel de los políticos y el de los periodístas cadad uno desde su orilla informativa. Casado, que es un convencido de que los políticos no sólo no deben esconderse, sino que deben exponerse al veredicto de sus explicaciones y de las preguntas de los informadores, no sólo lo predica, sino que lo practica desde los orígenes de su trayectoria política, cuando era un jovenzuelo al que el primer aprendizaje le sobrevino hace 15 años, con los imborrables atentados del 11-M, en las improvisadas morgues de IFEMA, al lado de uno de sus padres políticos, el leonés Alfredo Prada Presa. Y fe periodística de ese aperturismo, para sobresalto diario de su propio equipo y alborozo de los informadores de la sociedad en general, lo dio el presidente de la agencia EFE, Fernando Garea, al contraponer el modelo aperturista de Casado frente al de los que sólo se exponen en 140 caracteres milimétricamente medidos. Casado, un convencido, habló del respeto, de la libertad y de la necesidad del periodismo independiente, aunque no le guste a los politicos.Pero también habló de los límites. De los límites humanos tan extinguidos entre quienes incluso abrazan la verdad con el únicico ánimo del exterminio del rival a costa de lo que sea, especialmente a costa de la verdad. Claro que Casado, un modelo de político cercano, accesible, trasparente, aperturista, muy en línea con otro vallisoletano, alcalde de Valladolid, para más señas, dijo esto delante de otros políticos, mucho de ellos de sus huestes, que ni practican ni creen en lo que ayer aplaudían enfervorecidos. En ocasiones a la universidad hay que ir aprendido, no a que te enseñen... los colores.