Pausa: me voy a Cuéllar
ME HA ENVIADO una amiga el enlace de una canción de Izal. Pausa se llama el tema. Voy a escucharlo y, de improviso, llega un vídeo de Pablo Iglesias, en el que, muy mitinero, despotrica, entonces, contra los que cobran sueldos públicos, lo que viven en mansiones, los que… Todavía no se me ha ido la sonrisa cuando recuerdo que tengo en tareas pendientes revisar un artículo de opinión escrito hace unos días, en este mismo hueco, por Fernández del Corral, un periodista de raza, cuyas informaciones nunca son baladíes.
Por orden. Primero escucho la canción que me envió Laura. No por galantería, que bien pudiera tacharse como leve crimen de machismo. No. Es un orden cronológico, lo que, además, se ajusta a la legalidad. A lo que va quedando de ella. Ya saben lo que dijo Groucho Marx, aquello de que sus principios eran tales, pero que si no le gustaban pues los cambiaba por otros. O si cambiaban las circunstancias. Y en eso anda Groucho Iglesias. Pausa, por cierto, la canción, habla de cómo vivir la realidad de modo diferente, incluso de manera antagónica.
Fernández del Corral critica que la Junta no votara a favor de hacerse con unos fondos que se destinarían a gastos sanitarios. Vaya por delante que pienso que la salud democrática se está resintiendo tanto que, aunque nos pillemos alguna infección, será mejor un par de días en cama que no colaborar con un estilo de gestión de lo público en el que la ley se encuentra en un coma inducido, infectada por quienes tienen más apego al sillón que a los criticaron, con gran parte de razón, de modo despiadado.
Por cierto, leo que al cantante de Izal lo masacraron las feministas del ‘mitú’ (cuya pionera pagó un pastón a un menor con el que se revolcó para cerrarle la boca; antes le interesó con ella abierta…). Como arma, unas conversaciones íntimas entre adultos. La Inquisición es cosa de niños ante las guardianas de la moral pública y privada.
Bueno, liberemos la cabeza de pensamientos, toca emocionarse al hilo de los toros. Me voy para Cuéllar. Pausa.