Diario de Valladolid

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TOME asiento, por favor. Acaba de llegar septiembre y hay que ser amable con él. No tiene muy buena fama, la verdad, aunque al final se porta como un adolescente, con ciertos amagos de rebeldía inicial, sumisión posterior y tendencia a una monótona normalidad una vez que se supera la incertidumbre.

Parte de la culpa de la mala prensa de septiembre la tiene agosto. Agosto, a su vez, tiene demasiada buena fama. Y ahí empiezan las injusticias. Los agravios, y la necesidad de cumplir con las expectativas… Y los casos de Juana Rivas y el de los mossos en el atentado de Las Ramblas. Disculpen que dispare así, a quemarropa, pero no me aguantaba.

Agosto es un prejuicio de 31 días. Un mes para fotografiar, aunque a más de uno se le convierta en un infierno sin necesidad de mirar al termómetro. Agosto debe ser una fiesta. Y si no lo es hay que contarlo como si lo hubiera sido. Una posverdad canicular. Septiembre, por su parte, debe empezar, dicen, con cierto sufrimiento. Todos sabemos que muchas veces no es así. Para muchos 24 horas sin guión son un martirio. Y que, por otra parte, una jornada con sus rutinas incluye momentos deliciosos.

Así que podemos decir que hay que luchar contra los prejuicios, que también el calendario tiene su ideología dividida en doce capítulos. En algunos lugares, como el caso de Valladolid, las fiestas patronales amortiguan el paso de un mes a otro, para quien necesita asimilar el trámite, como una ley de transitoriedad entre dos estados…

Agosto, decía hace unos párrafos, tuvo dos sobresaltos. Juana Rivas y Barcelona. En ambos (las ideologías no se van de vacaciones) los prejuicios (incluso con sentido literalmente procesal en el primero de los casos…) jugaron su papel. La presión feminista y nacionalista, en cada asunto, dejaron ver sus argucias. No parece bueno que la sociedad perciba que una madre pueda secuestrar a sus hijos bajo el argumento de haber sido tratada mal… Ni que los terroristas deban ser abatidos sin que exista análisis alguno. Madres y padres deben estar sujetos a la ley, de igual manera, del mismo modo que un terrorista vivo puede ser fuente de información interesante.

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