Diario de Valladolid

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NO FALLA. Noche electoral tras noche, pueden elegir ustedes la que quieran, nunca aparece un perdedor. Aquel que dice: la pifié, ustedes perdonen pero lo dejo. Ni Alberto Garzón, tan sensato que parece. Él quería ser grupo y se quedó en dueto, pero ahí se queda. Claro que aquí vale aquello de... ‘al no haber otro’.

Las elecciones generales vienen a demostrar que el bipartidismo está caduco. Que o se renueva o va camino de un varapalo mucho mayor, porque las fuerzas emergentes, los Podemos y Ciudadanos que PSOE y PP, respectivamente, desprecian saben a dónde quieren llegar y, lo que es más importante, cómo hacerlo.

Pero esto grandes próceres que tiene la política dentro de ‘populares’ y socialistas dicen que son un bluf, una burbuja que va a acabar estallando o simplemente flor de un día. Un desprecio que no les deja ver la realidad que se les avecina.

En el caso de los socialistas, que sigo sin alcanzar a entender de qué se ríen, esa realidad ya les pasó por encima y aún la están buscando. Ahí están sus dos grandes líderes, Javier Izquierdo en Valladolid y Celestino Rodríguez en León, que van de debacle en debacle y ellos a lo suyo, a sonreír, que aquí no ha pasado nada. Oye que se quedan en un partido residual en sus provincias, con un pírrico diputado, pues nada. A ellos qué más les da si ya tienen la poltrona de las Cortes de Castilla y León asegurada para los próximos cuatros. Y, además, les dejan hablar aunque no tengan nada que decir y, lo que es peor, no sepan cómo expresarlo ni leyendo.

Malo es que en el PP, que sigue siendo la fuerza más votada, quieran hacer ver como que no pasa nada. Pero que los socialistas, con Luis Tudanca a la cabeza, se aferren a eso de que siguen siendo los segundos es un sinsentido, cuando no la demostración palpable de que éstos no están al cabo de la calle.

Dicen que salen, pero cuando lo hacen es rodeados de esos corifeos que, mientras les mantengan sus prebendas, son capaces de decir hasta que Tudanca es más alto que Gasol. Y lo peor es que se lo creen.

No hay más ciego que el que no quiere ver y los dos grandes partidos hace mucho tiempo que no saben ni por donde les vienen el aire. Como dicen un amigo mío gallego, «non la cheiran».

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